La Bellucci se hace iraní
«Usé mis arrugas y poco maquillaje», confiesa la protagonista de 'La estación del rinocente', presentada en San Sebastián
SAN SEBASTIÁN. Actualizado: GuardarMonica Bellucci en una película iraní puede sonar a chiste. ¿El epítome de la sensualidad, heredera de las 'maggiorata' del cine italiano, oculta sus curvas con un chador? En realidad, la actriz siempre ha arriesgado en sus trabajos al alternar filmes comerciales con títulos transgresores. El realizador iraní de origen kurdo Bahman Ghobadi la convierte en la mujer de un poeta, encarcelada y violada, en 'La estación del rinoceronte', el filme más insoportable hasta el momento de la sección oficial del Festival de San Sebastián.
Niño mimado del Zinemaldia, ganador de dos Conchas de Oro, Ghobadi dejó sin dormir en la noche del miércoles al director del certamen al exigir una nueva copia de la película porque, según él, la que se iba a proyectar a la prensa tenía defectos de imagen y sonido. Hubo que traer otra desde Estambul y programar un nuevo pase. Pretendidamente lírica, 'La estación del rinoceronte' se sumerge con desvarío en los mares de la pretenciosidad y depara lluvias de tortugas y estampidas de rinocerontes recreados digitalmente. Ghobadi lleva cuatro años exiliado en Nueva York, donde ha convencido a Scorsese para que le produzca este delirio.
Menos mal que la Bellucci atendía a la prensa con un traje chaqueta negro de su marca habitual, Dolce&Gabbana. La actriz aprendió a hablar farsi y se documentó sobre la revolución islámica en el Irán de 1977. Bellucci destaca que en 'La estación del rinoceronte' pesan tanto los diálogos como los silencios. «A veces puedes decir más con los ojos que con las palabras», esgrimió.
La cinta salta del régimen de Jomeini al presente, por lo que su personaje aparece caracterizado de mujer madura. ¿Qué sintió? «Yo ya soy una mujer mayor», ríe. «Utilicé mis propias arrugas y poco maquillaje».