
Artur Mas impulsará el referéndum soberanista con o sin el aval de Rajoy
El presidente de la Generalitat aspira a una Cataluña con la misma soberanía que Eslovenia o Dinamarca
BARCELONA. Actualizado: GuardarAnunciadas las elecciones anticipadas para dentro de dos meses, Artur Mas empezó ayer a desgranar la hoja de ruta que tiene en mente para que Cataluña ejerza el derecho de autodeterminación y alcance la independencia en una o dos legislaturas.
El primer paso ya está dado, el adelanto de unos comicios autonómicos en los que la ciudadanía hablará en las urnas tras una campaña centrada en el debate identitario, curiosamente cuando la crisis aprieta más. Si el 25 de noviembre, el pueblo catalán muestra su apoyo mayoritario al soberanismo, ya sea al de CiU, Esquerra Republicana o Solidaritat, el Govern abrirá el proceso de autodeterminación que tendrá su estación inicial en una consulta popular o referéndum, según quién lo convoque.
Artur Mas señaló en la segunda jornada del debate de política general en el Parlamento de Cataluña que este referendo se celebrará «en cualquier caso», sí o sí, con el permiso del Gobierno o sin él, y a poder ser en los próximos cuatro años.
Para que ello sea posible tendrá dos opciones. La primera requerirá el acuerdo entre el nuevo Ejecutivo catalán y el Gobierno central, el único que tiene la posibilidad legal de convocar un referéndum. «La obligación del Gobierno es negociar en qué términos se celebra la consulta, como está ocurriendo en Escocia», dijo Mas ante la exigencia de precisiones por parte de Ciutadans.
La segunda alternativa que dispondrá será tirar por la calle de en medio y esquivar la legalidad vigente. «Si se puede hacer por la vía del referéndum, porque el Gobierno español la autoriza, mejor», dijo Mas en respuesta al PSC, que respaldaría la convocatoria siempre que sea legal. Pero «si el Gobierno le da la espalda y no autoriza ningún tipo de referéndum ni de consulta, pues hay que hacerlo igualmente», remató. En este caso, el Govern podría ampararse en la ley de consultas que el Parlament lleva meses elaborando. Esa norma debería estar lista para este invierno y podría aprobarse en la próxima legislatura. De utilizar esta vía, la consulta no sería vinculante, un detalle que podría desvirtuar algo el proceso.
Pero metido ya en campaña electoral con su anuncio, Mas, que propuso a los partidos un acuerdo tras los comicios sobre las condiciones para una consulta, no hizo más que recoger el clamor del millón y medio de personas que en la manifestación de la Diada le reclamaron pasos inequívocos hacia el Estado propio y dio respuesta, aunque tímida e insatisfactoria, a las formaciones independentistas, como Esquerra o Solidaritat pel la Independència, que exigieron un calendario concreto para la celebración del referéndum. Mas evitó fijar una fecha y recordó que el proceso hay que hacerlo sin prisa, pero sin pausa para que no acabe pasando lo de Quebec, que ha votado en contra de la secesión de Canadá en dos referendos.
Así, los partidarios de la independencia de Cataluña, según las últimas encuestas, rondan hoy el 51%, una mayoría muy estrecha que «en otros casos han acabado siendo insuficientes», según Mas, que desea una mayoría más amplia. En CiU hablan del 60 o 70%. «El ritmo depende de las circunstancias», señaló el president en respuesta a la intervención de Esquerra.
El jefe del Ejecutivo catalán, que fue acusado de personalismo por parte de la oposición, no detalló los pasos siguientes a la consulta popular que deberá dar Cataluña en su 'transición nacional'. Aunque advirtió, para rebajar la euforia de algunos, que la soberanía plena no se consigue de un día a otro pese a que el respaldo de la población sea mayoritario. «Estamos hablando de un proceso muy complejo que no tiene precedentes en la UE», recordó.
Como Massachusetts
Lo que sí fijó Mas fue el horizonte concreto en el que piensa y con nombre y apellidos. Expresó, en respuesta al PP, que sueña con unos «Estados Unidos de Europa», en los que Cataluña sería como lo que son Florida, California o Massachusetts. Pero consciente de que la construcción europea va como va, muy lenta, antes de que la transformación de la UE en un estado federal sea una realidad, el presidente de la Generalitat reclamó para Cataluña los mismos «poderes que tiene cualquier nación europea para defender su identidad». Y puso de ejemplo los países que por tamaño y número de habitantes se asemejan: «Eslovenia, Holanda, Dinamarca, Finlandia o Estonia». Es decir, estados soberanos miembros de la UE.
«No hablo de la independencia por una razón -explicó- porque hoy no hay ningún estado independiente en la UE. Hoy son todos interdependientes», añadió. ¿Quiere esto decir que Cataluña, en la idea que tiene Mas, se separará de España? Mas afirmó que no habrá rupturas y que Cataluña y España seguirán colaborando, cooperando y compartiendo muchas cosas, pero dejando claro que conceptos como la independencia, la plenitud nacional o más libertad para Cataluña van en la misma línea, quieren decir lo mismo. «La evolución natural de una nación es poder disponer de un estado», resumió.