ESPAÑA

Mas exige la autodeterminación

El presidente de la Generalitat adelanta las elecciones autonómicas al 25 de noviembreAfirma ante el 'Parlament' que Cataluña está ante la «misión histórica más arriesgada de los últimos 300 años»

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El cambio de rasante, la nueva etapa que se abrió en Cataluña tras la manifestación de la Diada, tiene en el horizonte un proceso que podría acabar con la convocatoria de un referéndum para ejercer el derecho de autodeterminación. Artur Mas cree que ha llegado la hora de poner en práctica este derecho, pero antes, la ciudadanía deberá expresarse en una cita electoral anticipada.

Un mes después del País Vasco y Galicia, Cataluña acudirá a las urnas el 25 de noviembre. Y lo hará para elegir su futuro como nación, según las palabras que pronunció ayer el president de la Generalitat. La sociedad catalana afrontará en estos comicios anticipados una «misión histórica, probablemente la más compleja, trascendente y arriesgada de los últimos 300 años», según anunció Mas ante el 'Parlament'.

Las elecciones, que llegarán dos años antes de lo previsto, tendrán carácter plebiscitario y, a juicio del jefe del Gobierno catalán, son inevitables después de que un millón y medio de personas clamaran por un Estado propio el pasado 11 de septiembre y también después de que el Gobierno central diera un portazo a la reclamación de un pacto fiscal. «¿Cómo quieren que no haya elecciones? ¿Cómo quieren que no haya elecciones después del 11 de septiembre? La voz de la calle será la voz de las urnas. No hay forma de saber si todos los que no fueron estaban en contra y los que fueron a la manifestación, todos a favor», afirmó Mas. «Acatemos todos el veredicto de las urnas», remató.

Mas reveló que Mariano Rajoy le invitó hace una semana en el palacio de la Moncloa a llevar su propuesta del pacto fiscal al Congreso, pero vistos los antecedentes con el 'Estatut' o el plan Ibarretxe declinó la petición. «Ahora no hablará el Congreso. Lo hará el pueblo de Cataluña», exclamó entre aplausos de los diputados.

Aunque Mas no pronunció en ningún momento la palabra referéndum ni, como es habitual, independencia sus palabras dieron a entender que en la resolución que las fuerzas nacionalistas negocian como conclusión del debate de política general que arrancó este martes con su discurso, CiU propondrá algún tipo de consulta a los ciudadanos en un horizonte de cuatro años.

Mas está dispuesto a capitalizar en su persona el clamor de la manifestación y afirmó que espera alcanzar su «objetivo» de que Cataluña pueda ejercer su derecho a la autodeterminación en «una legislatura y no en dos».

Si lo consigue, considerará concluida su carrera política y no se volverá a presentar de nuevo a unas elecciones autonómicas ni generales. Mas pone, por tanto, toda la carne en el asador y acelera la transición nacional, tal y como le pedía la calle en la histórica marcha de la Diada. «Es hora de arriesgar», dijo. «He meditado mucho sobre cómo amortiguar el ruido partidista que provocan unas elecciones. Así que una vez que se hayan alcanzado los objetivos que el pueblo de Cataluña decida yo no me volveré a presentar».

La pregunta de la consulta

La clave está en saber cuál será esa meta nacional que quiere incluir el presidente del ejecutivo catalán en su derecho a decidir -dicho de otra forma, cuál sería la pregunta de la consulta- y por tanto cuál será el programa con el que concurrirá CiU. Mas siempre habla de alcanzar estructuras de Estado, nunca habla de lograr la independencia y lo que tendría que aclarar de cara a las elecciones es qué modelo propone al electorado: si un estado independiente, un estado libre asociado, un estado dentro de una España federal, un estado en una España confederada, etc.

De momento, en su último discurso de política general como president de la Generalitat expresó que Cataluña quiere los «mismos instrumentos que tienen otras naciones para preservar su personalidad colectiva y desarrollar un proyecto propio de país y de sociedad». La ambigüedad que marca el libro de estilo de la federación nacionalista desde hace décadas, en este caso satisfizo a los representantes de la Asamblea Nacional de Cataluña, la entidad que organizó la manifestación de la Diada, que asistieron desde la tribuna de invitados al debate parlamentario y que aplaudieron puestos en pie cuando Mas acabó su alocución.

En cualquier caso, una cosa son los dirigentes de la asociación, que en los últimos tiempos están mostrando bastante sintonía con el 'Govern', y otra la gente que estaba en la calle en la Diada, que pide que CiU abandone de una vez los eufemismos. Esquerra Republicana, Iniciativa per Catalunya y Solidaritat también aprietan a CiU de cara a la resolución de mañana porque el que sepa interpretar con mayor acierto el clamor de la Diada será el que se llevará el gato al agua en las elecciones. De todas maneras, CiU tiene todas las cartas para ser el vencedor, y con holgura, de las elecciones adelantadas. Unos comicios que se convocarán en clave soberanista, aprovechando el tirón de la manifestación y la irritación que arrastra la sociedad catalana desde la sentencia del Estatut primero, el rechazo al pacto fiscal, en segundo lugar, y la carta del Rey, que ha acabado por colmar el vaso.

La estrategia de Mas le permite marcar la agenda, sin que el electorado le castigue por las oleadas de recortes que mantendrá -aseguró que quien prometa que no habrá más ajustes, engaña a la gente- los casos de corrupción que salpican a su partido -'caso Palau' y 'caso de las ITV'- o la petición de rescate a la Hacienda central, de la que el 'Govern' elude responsabilidades.