Sociedad

Cáritas atiende ya a más de un millón de personas por la crisis

El perfil de la persona que solicita ayuda es una mujer desempleada de larga duración y con baja formación académica

MADRID. Actualizado: Guardar
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Más de un millón de personas, en concreto 1.015.276, han solicitado ayuda de Cáritas porque no tenían a nadie más a dónde acudir por culpa de la crisis. Esta trágica cifra supone un 174% más que hace cinco años, cuando la organización recibía apenas a unas 400.000. Así lo refleja el VII Informe del Observatorio de la Realidad Social (ORS) de esta ONG, que denuncia que la crisis ha contribuido a favorecer «una sociedad más pobre, más desigual y más injusta», debido a «un proceso sostenido de destrucción de empleo y la reducción y agotamiento de las ayudas de protección social». «Desde Cáritas existe una honda preocupación e incertidumbre por los efectos de la situación económica», declaró el secretario general de la organización, Sebastián Mora. El informe se elaboró con la participación de 61 Cáritas Diocesanas repartidas por todo el territorio español, que suponen el 90% de la confederación.

Según Francisco Lorenzo, coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas que ha elaborado el informe, las demandas más frecuentes son las ayudas para la alimentación, con unos 400.000 casos respondidos (el 65% del total de acciones de la organización); en segundo lugar, la ropa y el calzado, con 60.000 ayudas repartidas (un 10%), y en tercero, del auxilio relacionado con temas de la vivienda, en la que Lorenzo precisó que también «se engloban luz, agua y demás recursos que tengan que ver con este bien». Además de las necesidades materiales, Cáritas ha observado un aumento de las peticiones de las personas que acuden a sus servicios para ser escuchadas y tener espacio donde poder hablar.

El perfil de la población que acude a la organización en busca de ayuda se amplía en situación de crisis, aunque guarda unas características definidas: personas en paro de larga duración, normalmente con baja formación académica y sobre todo mujeres. Esta es la «cara visible» de la pobreza. La nacionalidad ya no supone necesariamente una particularidad de las personas con riesgo de exclusión. Las peticiones de ayuda que recibe Cáritas se reparten al 50% entre españoles y extranjeros. «Los inmigrantes acudían ya en épocas de bonanza, y ahora con la crisis hemos notado un aumento significativo de las personas de nuestro país», afirmó Lorenzo. Donde sí se encuentran diferencias patentes es en las desigualdades que se producen en las comunidades autónomas, donde los requisitos para la concesión de las ayudas estatales se han visto endurecidas. «El 36% de las Cáritas Diocesanas apuntaron que existen prácticas discriminatorias en el acceso a prestaciones o servicios sociales públicos en las distintas comunidades», explicó el coordinador del informe.

A pesar de los datos pesimistas, las cifras tienden a «estabilizarse», según el secretario general de la confederación, aunque no por razones alentadoras: «La red de ayudas comienza a dar síntomas de que está llegando a sus límites e incluso, en algunos casos, están por encima de sus posibilidades. Además las personas que requieren asistencia lo hacen en repetidas ocasiones, dando la idea de que los pobres son aún más pobres». En este sentido el informe apunta qye el 44% de las personas acogidas en la organización llevan tres o más años demandando ayuda de la institución. Mora cifró en casi 20 millones de ayudas que Cáritas aportó durante el año pasado a los más necesitados, «de los cuales el 90% se sustenta con donaciones de particulares», precisó. La organización calcula que el gasto en servicios de acogida y asistencia se duplicó entre 2007 y 2010, llegando a la cifra de 33.000 millones.

Según el coordinador de estudio, los datos del informe también revela que el llamado Estado del bienestar se encuentra en crisis: «Pero va más allá de una simple crisis pasajera, todo esto conllevará un cambio estructural. Ya existían personas que acudían a nosotros en tiempos de prosperidad, con lo que se demuestra que el modelo social estaba equivocado desde el principio». Según el coordinador, aún cuando España pueda salir de la crisis, los derechos «tardarán un tiempo en volver y la gente no puede esperar ese tiempo». El coordinador sentenció: «Estamos asistiendo a la pérdida de avances sociales que no recuperaremos cuando finalice la crisis».