Romney con un seguidor en un acto de campaña celebrado el miércoles en Miami. :: NICHOLAS KAMM / AFP
MUNDO

A Romney ahora le importan los pobres

El líder republicano contraataca con un vídeo en el que Obama defiende la «redistribución» de las riquezas

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Mitt Romney, fiel representante del 1% más acaudalado, con un capital de 250 millones de dólares (192 millones de euros) e ingresos anuales de 22 millones, intentaba ayer recuperarse del daño que le ha hecho la difusión de un encuentro privado con donantes en el que se refiere despectivamente al 47% de la sociedad que recibe algún tipo de ayuda estatal como «víctimas» a las que «nunca podré convencer para que acepten responsabilidades en sus vidas». En los primeros minutos del encuentro organizado por Univisión, Romney prometió el miércoles cinco veces que gobernará para «el 100% de los estadounidenses».

Su esposa hizo su parte asegurando en entrevista con la cadena Fox que «a Mitt le importan los pobres», pero reparar el daño que ha sufrido su campaña requerirá mucho más trabajo. El candidato republicano al que su propio partido ha criticado por dedicar más tiempo a la recaudación de fondos que a los mítines de campaña solo había tenido tres actos públicos en la última semana. A partir de la que viene, Romney literalmente se remangará la camisa, se quitará la corbata y hablará en un estilo más campechano, como se ve ya en los últimos anuncios en los que intenta conectar con la clase media.

La gira de autobús de tres días titulada 'El Plan de Romney para una clase media más fuerte' recorrerá Ohio, un Estado sin el que ningún republicano ha ganado nunca la Casa Blanca, y en el que Barack Obama le saca ahora siete puntos. Con otros siete puntos de ventaja en Virginia y cinco en Florida, todos Estados clave para ganar las elecciones, no hay dudas de que el exgobernador de Massachusetts está por primera vez en aprietos.

Según una encuesta de CNN, el 29% de los votantes independientes se declaran menos proclives a votar por él después de haber el visto el polémico vídeo del 47%. Como contraataque desesperado, la campaña de Romney ha desenterrado un antiguo vídeo de 1998 en el que un joven Obama, entonces legislador estatal de Illinois, menciona una palabra maldita en EE UU: redistribución.

Para la derecha americana que aboga por dejarlo todo en manos del mercado, limitando la función del Gobierno a proteger la libertad de los mismos, hablar de redistribución social es equivalente a hablar de socialismo. Ecos de todos los mitos diabólicos que construyó la propaganda de la Guerra Fría durante medio siglo.

Obama, en realidad, defiende en la cinta encontrar la fórmula para «unir recursos de forma que al mismo tiempo se descentralice el reparto de los mismos, se incentive la competencia, se haga funcionar el mercado laboral y se fomente la innovación», pero la campaña de Romney prefiere quedarse con una frase: «Creo en la redistribución».

Esa es la que explotó ayer Romney en sus mítines y planea machacar en las próximas semanas. La idea es abrir una clara separación entre las dos visiones de ambos candidatos, uno convencido de que puede crear riqueza estimulando la competitividad, favoreciendo a las empresas y rebajando los impuestos a los ricos y la otra con un plan para subírselos a millonarios como Romney, que paga apenas entre el 13% y el 15%, para construir una sociedad más justa.

Cruce de acusaciones

Ayer, en su turno de los dos encuentros presidenciales organizados por Univisión, que no ha sido incluida en los tres debates nacionales del mes que viene, Obama pudo responder a Romney frente a los hispanos. La noche antes el republicano le acusó de no haber impulsado la reforma migratoria a pesar de haber tenido mayoría en el Congreso durante el primer año. El presidente no tardó en revelar que la oposición «abandonó las negociaciones» en cuanto planteó su propuesta, que hubiera requerido apoyo de los dos partidos.

A los logros específicos del jefe de la Casa Blanca con los hispanos, que incluyen el nombramiento de una estadounidense de origen puertorriqueño en el Supremo y la oportunidad de legalizar a más de un millón de jóvenes que llegaron a EE UU sin papeles de la mano de sus padres, su portavoz Jen Psaki añadió 9 millones de hispanos que se han beneficiado ya de su reforma sanitaria.