Wang Lijun espera sentencia
El jefe de la Policía que hundió la carrera de Bo Xilai admite que recibió sobornos y que espió ilegalmente a varias personas
SHANGHÁI. Actualizado: GuardarWang Lijun no tiene nada que alegar. Ayer, durante la segunda jornada de un juicio público en el que no se permitió la entrada de periodistas, se declaró culpable de todos los cargos que pesan sobre él. Admitió haber recibido 3,05 millones de yuanes (unos 320.000 euros) en sobornos, y reconoció haber espiado ilegalmente a numerosas personas. Tampoco refutó la acusación más grave, que podría llevarle directamente a la inyección letal: deserción.
Sin embargo, es casi seguro que Wang recibirá una de cal y otra de arena. Porque el tribunal de Chengdu que lo ha juzgado en dos días tendrá en cuenta su cooperación durante el proceso de investigación, y el hecho de haber dejado al descubierto los trapos sucios de quien fue su jefe: Bo Xilai, secretario general del Partido Comunista en Chongqing. Gracias a ello, podría conservar su vida. «El acusado ha proporcionado datos relevantes sobe crímenes cometidos por otros, y ha colaborado con la investigación de esos casos», dijo un portavoz del juzgado, sin hacer ni una sola mención a Bo.
No en vano, el exjefe de Policía, que ayer quedó a la espera de sentencia, es una de las piezas clave del mayor escándalo político que ha salpicado a la cúpula del poder chino en las últimas dos décadas. En febrero escapó de su domicilio y buscó refugio en el consulado de Estados Unidos en Chengdu, donde estuvo casi un día. Allí podría haber pedido asilo, aunque Washington niega que lo hiciese, y parece que proporcionó información que podría estar clasificada como de secreto de Estado por China antes de ser entregado a las autoridades de Pekín.