PAN Y CIRCO

ADIÓS COPA

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Estoy triste. Lo confieso. Me siento como Cristiano Ronaldo, pero con algo menos de dinero. Estoy triste porque todos los equipos gaditanos que competían en la segunda ronda de la Copa del Rey cayeron eliminados y porque mucho me temo que ninguno de ellos estaba especialmente triste por ello. Menuda paradoja.

La Copa ya no es lo que era hace un par de décadas, cuando los equipos grandes la veían como un torneo relevante para agrandar sus vitrinas y ganar prestigio, los medianos como la oportunidad ideal para aspirar a un título y los pequeños soñaban con pasar algunas rondas hasta encontrarse con un gigante con el que conseguir una gesta o atraer público a sus taquillas para llenar sus arcas de dinero fresco.

Cádiz, Balona, Sanluqueño y Xerez solo tienen ojos para la Liga en sus respectivas categorías desde el pasado fin de semana. Algunos pensarán que es algo positivo, que podrán centrarse en sus objetivos primordiales: ascensos y permanencias dependiendo del caso en el que nos detengamos; pero lo cierto es que en este tipo de cosas las formas también son importantes. No es lo mismo dejarte la piel y caer eliminado en la tanda de penaltis o sucumbir ante un rival con mayor potencial que el tuyo a domicilio que dejar que las malas sensaciones se apoderen de tu grupo tras perder en casa ante un rival más débil y con menor entidad, en algunos casos con el agravante de contar con una ventaja numérica de jugadores desde la media hora del partido.

Está claro que desde hace un tiempo la Copa del Rey es un estorbo en el calendario de la mayoría de equipos, pequeños y mayores, cargada de nostalgia para algunos románticos pero con tambores de deuda que martillean las cabezas de los dirigentes en época de crisis. Quizás cuando se recupere la alegría en todos los aspectos, con un cambio de formato más atractivo y emocionante, la Copa recupere su lugar en el fútbol español. Solo quizás...