GRIÑÁN, SEVILLA, BARCELONA
Actualizado: GuardarPor si no tuviera bastante con lidiar con una crisis económica sin precedentes, con el peor momento de su partido, que no toca fondo en las encuestas, con una coalición de gobierno cuanto menos peculiar, José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, encara ahora la procelosa reforma del Estado de las Autonomías, reavivada por la masiva Diada.
El Gobierno de Rajoy intenta parar 'esa algarabía' y el PP andaluz recrimina a Griñán que 'abra ese melón' cuando es el momento de la 'unidad', pero el presidente de la Junta cree que ha llegado al río y le toca cruzar el puente, como le gusta decir.
Teme que la comunidad se vea perjudicada por un modelo de reparto desigual, como se vio en los límites de endeudamiento, ahora que hay que pelear por cada euro, pero también que su posición quede relegada y el debate se cocine entre Madrid y Barcelona. «Andalucía tiene mucho que decir», pregona, por si acaso. De ahí que esté dando pasos como anunciar que planteará en la Conferencia de Presidentes la modificación del modelo de financiación y del reparto del déficit, que hoy se reúna con el presidente de Canarias, uno de los pocos aliados que puede encontrar, o que rescate viejos conceptos como el 'federalismo cooperativo'.
A Griñán le toca además dar la réplica socialista al independentismo catalán, dada la falta de reflejos de su partido a nivel nacional y ante, o frente, al PSC. El otro granero de votos que al PSOE le permitía llegar a la Moncloa hoy aparece perdido, desnortado, y tiene difícil encontrar un discurso propio después de haber contribuido decisivamente al catalanismo con su abandono de su base social, la emigración 'charnega' y su seducción por la 'gauche divine' barcelonesa que, al fin, le ha dejado hecho unos zorros.
Es de esperar que el asunto no enturbie su entendimiento con Rajoy, del que presume y que le permitiría, mañana martes mismo, solicitar los tres mil millones, más o menos, que la tesorería andaluza necesita para pagar sus deudas, llámese o no rescate.