Apuntes

Los bomberos entre los rescoldos

Años de pésima gestión afloran en un servicio fundamental que necesita una reordenación

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La referencia de todos los dirigentes del Partido Popular a la herencia económica recibida suena a excusa fácil, cada vez más débil y que el tiempo se encargará de derogar. Sin embargo, los números son tozudos y en algunos casos demuestran que ese lamento por la pésima gestión pretérita está basado, como algunos largometrajes, en hechos reales. Uno de los casos palmarios es el del Consorcio Provincial de Bomberos. Durante los años de bonanza económica, los ayuntamientos agruparon esta necesidad pero no los esfuerzos. Mientras llegaba la equidad y la responsabilidad en las aportaciones, que nunca llegó a ser total, se fueron creando estructuras absolutamente insostenibles, descompensadas respecto a las necesidades y las capacidades del ente que gestiona la Diputación Provincial. Con casi un funcionario de administración por cada diez bomberos y con unos sueldos de directivos propios de multinacionales, el castillo de naipes se mantuvo en pie mientras había fondos y café para todos. Pero cuando han llegado las estrecheces y varios ayuntamientos son incapaces de mantener su contribución económica, la maquinaria se para. Diputación no puede tapar los huecos del dinero que no le mandan los ayuntamientos ahogados y el resultado final es que los bomberos no cobran, en el caso de algunas localidades concretas. La situación es de grave injusticia para esos trabajadores a los que, llegado el caso, se les pide que arriesguen la vida pero también para los gobiernos municipales que siempre han aportado su parte y ahora ven cómo salen las goteras por todas partes. El de Cádiz es uno de los que siempre pagó y ahora ve protestas por todas partes. Resulta coherente que pida una revisión del consorcio y, sobre todo, una adaptación de su estructura a la cruda realidad.