Editorial

El curso más difícil

El sistema educativo andaluz se enfrenta a un ejercicio marcado por los recortes que la Junta quiere maquillar

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La mañana de hoy es una de las más difíciles del año para un gran sector de la población. Los niños, y sus padres, deben recuperar esos rituales matinales de organización y desplazamiento para volver a la rutina escolar. Lo que hoy parecerá nuevo y costoso será lo cotidiano hasta el próximo mes de junio. Pero a esa complejidad particular del cambio de ciclo, de pasar del descanso vacacional al horario de obligaciones, se suma en este curso una situación nunca conocida. La Junta de Andalucía, aunque quiera maquillar la realidad con mil eufemismos, ha aplicado severos recortes a la educación, fruto de su insolvencia gestora y de una crítica situación financiera. Lejos de reducir fondos en partidas que son absolutamente prescindibles, fruto de compromisos políticos y partidistas, siega los pies al futuro que representa la formación de nuestros menores. A falta saber cómo afecta la eliminación de accesorios de valor subjetivo, como ordenadores, aparecen carencias capitales como las de los docentes.

Además, el profesorado, elemento fundamental del proceso educativo, arranca este ejercicio en una actitud de crispación y desánimo que no se ha conocido en las últimas décadas. A su pérdida de poder adquisitivo se suma la falta de recursos humanos, de profesores de apoyo y sustitución, que le condena a extender la jornada laboral y a tener que abarcar más tarea profesional de la que cabe considerar sensata. Sólo queda confiar en que la pésima gestión autonómica de la educación en Andalucía sea amortiguada por la vocación y la profesionalidad de los docentes para que los menores no perciban en su quehacer diario tanta tensión ajena.