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«Las FARC tienen vínculos políticos con ETA»
Marco León, enviado de la guerrilla colombiana a La Habana para impulsar el diálogo de paz, niega una «relación operativa» con la banda
LA HABANA. Actualizado: GuardarLas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mantienen «relaciones políticas» con ETA. Así lo aseguró en una entrevista a este periódico, Marco León Calarcá, miembro del estado mayor de la guerrilla y uno de sus representantes en las negociaciones que se desarrollan en La Habana con el objetivo de buscar una salida negociada a casi medio siglo de conflicto. «No hay ninguna una relación operativa. Todo eso que han dicho de que ETA viene y nos enseña, no tiene lógica», matiza, convencido de que los rumores circulan «con tanta fuerza que la gente se lo cree».
«No vamos a decirle ¡nunca nos hemos visto con ETA! Claro que nos hemos intercambiado comunicaciones, pero no en cuestiones prácticas. Eso lo está utilizando el Estado español para molestar», afirma. El guerrillero que, al igual que el resto de enviados de las FARC, salió de Colombia con el visto bueno del Gobierno de Juan Manuel Santos hacia Caracas y desde allí viajaron a Cuba a comienzos de febrero, comentó que no han hablado con ETA sobre su alto el fuego. «Respetamos porque es una decisión de ellos. Si a nosotros no nos gusta que venga alguien a tratar de enseñarnos, a decirnos lo que tenemos que hacer, tampoco nos gusta ir allá a decir al otro que haga esto o lo otro».
Calarcá negó que los duros golpes propinados por el Ejército colombiano hayan influido en la decisión de buscar la paz. «Se publicitan mucho los golpes que nos han dado pero no es motivo de orgullo, es el desarrollo de la guerra. También ellos han recibido golpes. Las FARC ahí estamos», advirtió. Tampoco admite que haya existido un hecho específico que precipitara el diálogo. «Siempre hemos dicho que la paz se logra resolviendo las causas de la guerra», añade.
Falta de libertades
En opinión de Calarcá, reconvertirse las FARC en un movimiento político no figura entre las opciones de la organización porque consideran que en Colombia no se dan las condiciones. «La lucha armada seguirá vigente mientras la clase dominante del país siga siendo violenta y represiva, mientras no se abran espacios para la democracia, para la vida, para el trabajo, la educación, la salud y toda protesta, toda lucha, toda señal de inconformidad sea reprimida violentamente».
Es consciente de que queda mucho por hacer y denuncia que las autoridades son las primeras que tienen que dar importantes pasos. «El asesinato selectivo continúa. Cuántos pobres campesinos no creyeron lo de la ley de víctimas, se fueron a reclamar tierras y los mataron, ahora en este Gobierno. Entonces cómo puede funcionar una democracia donde el que no está de acuerdo es asesinado o perseguido hasta que lo hacen salir del país. Ese carácter violento, represivo es el que no permite que solucionemos los problemas de otra manera», argumenta.
Aunque valora los efectos positivos que tendría un alto el fuego, reconoce que la guerrilla no se va a «empecinar» en conseguirlo. Mientras tanto, en lo único que coinciden las FARC con Santos es en fijar el tiempo de diálogo entre 6 y 8 meses. El futuro de Colombia dependerá de lo que ambas partes estén dispuestas a ceder.