Obama apuesta por el sueño de los hispanos para quedarse en la Casa Blanca
El presidente de EE UU pide el voto a los jóvenes que han regularizado su situación gracias a su nueva ley
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarLos republicanos les llaman «ilegales». Los demócratas, «soñadores». Son entre uno y dos millones de jóvenes que llegaron a EE UU de la mano de sus padres cuando eran niños, sin entender de papeles ni de visados. Siempre han sido extraños en el paraíso, privados del sueño americano que venden los políticos. No se puede subir por la escalera social sin un carné de conducir, sin un título universitario, sin un permiso de trabajo.
«Hola, soy un 'soñador'», escribió con amargura Joel Cruz a un periódico nacional. «Supongo que es el nombre que utilizan ahora para llamarnos ciudadanos de segunda clase. Tengo 24 años y vine a California con mis padres cuando tenía 5, ambos indocumentados. Nunca pensé en mi estatus hasta que cumplí los 16 años y me di cuenta de que no podría seguir a mis compañeros a la Universidad», lamenta.
A Joel y otro millón de jóvenes como él Barack Obama les abrió las puertas del cielo el 15 de julio, cuando ordenó que se les diera un permiso de trabajo temporal por dos años. «Poneos en su piel», explicó el presidente. «Imagínate que has hecho todo lo correcto en la vida, fuiste un buen estudiante, a lo mejor hasta te graduaste con matrícula de honor, pero de pronto te encuentras que te van a deportar a un país que no conoces de nada y cuya lengua no hablas». Ese fue el caso de Benita Veliz, de 23 años, la primera inmigrante «ilegal» que habla en una convención nacional de cualquier partido. Benita fue una niña prodigio que a los 20 años se licenció de dos carreras, Biología y Sociología. No precisamente las que anhelaba, en realidad quería ser abogada, como Obama, pero a diferencia del mandatario no pudo pedir préstamos universitarios y se conformó con aquellas para las que consiguió becas de fundaciones privadas.
Sin papeles, la titulación no le sirvió a Benita más que para trabajar de administrativa en una iglesia. Fue entonces cuando se cruzó con un policía que la detuvo con la excusa de no haberse parado por completo en una señal de stop, sino ralentizar la velocidad como en un ceda al paso. Ella lo niega, y no es difícil pensar que el agente de San Antonio (Texas) estaba pescando indocumentados, como hacen muchos en los Estados fronterizos. Lo que para cualquier otro no hubiera pasado de una multa de tráfico para ella significó la detención en un centro migratorio y la orden de deportación a México, donde no tiene familia ni habla el idioma.
«Una pregunta en el ámbito de lo incontestable», entonó 'The New York Times' en un editorial, como parte de la campaña nacional que evitó su deportación. «¿Cómo sería este país un lugar mejor cuando fuerce a Benita Veliz a dejarlo?».
Favorito indiscutible
La suerte de Benita es ahora la de Obama. La representante de los soñadores dedicó sus dos minutos de audiencia nacional a defender al presidente «que luchó para que se aprobara la Ley de los Soñadores y cuando el Congreso se negó a aprobarla no se rindió, sino que tomó acciones para que que gente como yo pueda quedarse y contribuir».
Desde que el mandatario anunció ese cambio de política para sacar de las sombras a tantos jóvenes privados de futuro, la activista Teresa Navarro asegura que es mucho más fácil registrar hispanos para votar. «Todos saben que si gana Mitt Romney a estos niños se les acabará el sueño». Su Estado de Nevada es clave para que Obama gane las elecciones, pero también Colorado, Nuevo México o aún más, Carolina del Norte, sede de la convención. Allí donde residen casi 200.000 hispanos, Obama rompió 40 años de hegemonía republicana por poco más de 14.000 votos. «Hemos hecho las cuentas», dijo Michelle Obama el jueves en Charlotte al caucus hispano. «Eso son cinco votos por colegio electoral. Y cuando os levantéis de esa silla quiero que vayáis directamente a conseguirme esos cinco votos que necesitamos, ¡y después otros cinco!», arengó.
El presidente que ha nombrado la primera juez hispana del Supremo, Sonia Sotomayor, es el favorito indiscutible de los hispanos, por 57% frente al 26% de Romney. Pero según el analista de sondeos John Zogby, no le basta con eso. Tiene que repetir el 67% que sacó con John McCain hace cuatro años o incluso más para compensar el 12% de desencantados que no tienen intención de votar. «¡Sí se puede!», gritó Michelle Obama en español. «¡Soñadores, vosotros sabéis lo que está en juego! ¡Tenemos que trabajar más duro que nunca!».