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El BCE ofrece a España compra ilimitada de deuda a cambio de pedir el rescate
Draghi se implica de lleno para atajar la crisis, pero obliga a Rajoy a solicitar la ayuda con «estrictas» condiciones
BRUSELAS. Actualizado: GuardarMario Draghi despejó ayer el camino para que España recupere su ansiada tranquilidad en los mercados. El presidente del BCE, en la decisión más agresiva de la entidad desde que estalló la crisis, anunció que comprarán deuda española de forma «ilimitada» hasta garantizar la estabilidad en los parqués. La intervención del banco central, sin embargo, no será gratis como en ocasiones anteriores. Si el Gobierno de Mariano Rajoy quiere contar con su protección, deberá pedir primero un nuevo rescate a los miembros de la zona euro. Draghi insistió en que este salvavidas deberá acarrear condiciones «estrictas» para que el Ejecutivo no se desvíe con los ajustes y reformas.
Los mercados aguardaban la comparecencia del presidente del BCE con la respiración contenida. El exgobernador del Banco de Italia había alimentado las expectativas con la promesa de que sacaría adelante un plan para «preservar» el euro. Y no defraudó. Pese a que el Bundesbank votó en contra, el resto de integrantes del Consejo de Gobierno apoyaron su propuesta para reactivar la compra de deuda. Los analistas reconocieron especialmente el valor de que las adquisiciones sean «ilimitadas». Hasta ahora, las operaciones llevaban la coletilla de que no serían «eternas ni infinitas». Este histórico viraje desató la euforia en los parqués, con una ascenso del 4,9% en el Ibex-35 y una fuerte relajación de la prima de riesgo hasta los 447 puntos.
Draghi desgranó una completa estrategia concebida para acabar con las «severas distorsiones» en los mercados, que atribuyó en buena medida a los «infundados temores» a una hipotética implosión del euro. El responsable transalpino explicó que las turbulencias -concentradas sobre todo en España e Italia-han afectado de lleno al impacto de la política monetaria. Ante esta situación, sugirió que movimientos tan trascendentales como una bajada de tipos pierden buena parte de su eficacia porque no llegan a notarse en la economía real.
Bonos a tres años
El presidente del BCE, que confirmó las oscuras perspectivas de crecimiento con una revisión a la baja de los indicadores, alertó de que nuevos ascensos descontrolados en la prima de riesgo podrían ensombrecer más el panorama económico. Incluso apuntó que podrían dislocar la inflación, la mayor preocupación de Alemania y un argumento perfecto para defender la compra de deuda. Con esta justificación, Draghi detalló que las adquisiciones de bonos se limitirán a títulos con vencimiento de entre 1 y 3 años. Esas operaciones, de las que se informará con una transparencia sin precedentes, se desarrollarán hasta lograr los «objetivos marcados». Es decir, la tranquilidad de un país frente a los inversores.
A diferencia de lo ocurrido en 2010 y 2011, cuando el BCE puso en marcha otros programas de compra de bonos, esta vez la intervención tendrá condiciones. Draghi, al que un periodista alemán le recordó que parecía el presidente del Bundesbank por su insistencia, hizo mucho hincapié en estos requisitos. El más destacado es que España deberá pedir de antemano un nuevo rescate a sus socios. Con este gesto, el responsable transalpino se asegura de que la zona euro compartiría el peso de las operaciones al tener que implicarse también en la adquisición de bonos a través de sus mecanismos de emergencia.
El doble frente UE-BCE quedó engrasado con la asistencia al consejo de la entidad del presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y del comisario de Economía, Olli Rehn. Este último anticipó que el plan «debería ayudar a restaurar la confianza» y recordó que tanto España como Italia deben perseverar con las medidas «decididas» para sanear sus cuentas. Precisamente, Draghi quiere evitar cualquier relajación de ambos gobiernos al obligarles a solicitar el rescate si quieren su ayuda. Aunque no tiene que tratarse de un salvavidas integral, cualquier modalidad de asistencia europea implica dos cuestiones muy delicadas: memorando de entendimiento con un listado de ajustes y el envío de los 'hombres de negro' para verificar su cumplimiento.
Requisitos suavizados
España e Italia tienen a su favor que en la cumbre europea de finales de junio se acordó suavizar las condiciones para acceder un rescate parcial vinculado a la compra de deuda. En principio, ambos países no deberían asumir nuevos ajustes más allá de los pactados para cumplir con el objetivo de déficit. Eso sí, quedaría pendiente el cumplimiento total de las recomendaciones anuales de Bruselas. Mariano Rajoy ha aplicado algunos de estos requisitos como la subida del IVA, pero restarían otras tareas como un posible adelanto de la entrada en vigor de la jubilación con 67 años o mayor flexibilidad laboral.
En cuanto a la supervisión exterior, una cesión muy embarazosa para cualquier gobierno, Draghi también dejó claras sus preferencias. El jefe del eurobanco pidió que el FMI se involucre en los exámenes periódicos para controlar las «estrictas y efectivas» condiciones impuestas al socio beneficiario. Los mercados ganan en confianza con la implicación del organismo monetario, que tiene una imagen de mayor dureza que la Comisión, la otra institución que forma parte de las troikas enviadas a los países rescatados. La directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, ofreció su «fuerte» respaldo al plan del BCE y anunció que está «lista para cooperar».