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La OCDE asegura que la crisis del euro daña la economía global
El organismo que agrupa a las economías más desarrolladas del mundo y el BCE enfrían sus previsiones de crecimiento
MADRID. Actualizado: GuardarLa OCDE cree que la actual crisis de credibilidad que azota a la zona euro supone el mayor problema para la economía mundial. Y subraya que a sus efectos no escapan los países más ricos ni los emergentes. En su último informe de previsiones, la organización que agrupa a las 34 economías más desarrolladas del planeta enfría de forma considerable las perspectivas de crecimiento a escala global y particularmente en Europa. El BCE se suma al pesimismo, rebaja también sus pronósticos de crecimiento para 2012 y 2013 y calcula para este año una contracción del 0,4%.
El diagnóstico de la OCDE sobre la ralentización que sufre la economía mundial desde la pasada primavera es alarmante. En la zona euro «la debilidad de la periferia» -asegura en alusión a la inestabilidad que sacude a Grecia y a España- «se está extendiendo a los principales países» de la moneda única, Alemania y Francia, cuyo empuje exportador es vital para revitalizar todo el bloque. Pero las señales que envían estas economías son malas.
Alemania, el gran motor de Europa, verá limitado su crecimiento en 2012 al 0,8% del Producto Interior Bruto (PIB), cuatro décimas menos que el 1,2% que la OCDE esperaba en mayo pasado. El organismo que dirige Ángel Gurría no descarta, además, que la economía germana pueda llegar a sufrir una pequeña recesión en la segunda mitad de este año.
Las previsiones para Francia, la otra gran economía de la zona euro, son aún menos halagüeñas y sugieren un estancamiento. La OCDE rebaja medio punto porcentual el pronóstico de crecimiento de la economía gala y estima que su PIB registrará un avance mínimo del 0,1% a finales de 2012 (antes 0,6%). El efecto de la recesión será aún mayor en Italia, que según la OCDE sufrirá una contracción del 2,4%, frente al 1,7% estimado en mayo.
La organización reduce también las previsiones de mejora para este año de seis de los países del G7, el club de los más ricos, que en conjunto no crecerán más que un 0,3%. Japón es el único que escapa a esa rebaja y registrará una aceleración del PIB. Crecerá un 2,2% frente al 2% previsto en mayo, por la reconstrucción posterior al tsunami que asoló el archipiélago el año pasado.
La receta
Estados Unidos solo ve recortada su estimación anterior de crecimiento en una décima de PIB, hasta el 2,3%. Reino Unido -que no está en la zona euro- caerá un 0,7% según la OCDE, que en mayo le atribuyó un crecimiento del 0,5%. El PIB de Canadá crecerá un 1,9% este año, tres décimas menos de lo estimado en el anterior informe.
La receta de la OCDE para atajar este declive es clara: el Banco Central Europeo (BCE) debe intervenir en los mercados de deuda soberana para disminuir la prima de riesgo de España e Italia, países que ahora se financian a tipos de interés desorbitados y que, a juicio de la OCDE, no se corresponden con los fundamentos de sus economías. Es la permanente amenaza de salida del euro de alguno de sus miembros lo que ahora pasa factura a estos socios, entiende.
En este contexto, Ángel Gurría elogió en Bruselas las reformas «políticamente difíciles» emprendidas por los gobiernos de Madrid y de Roma. El secretario general de la OCDE lamentó, no obstante, que los mercados financieros no las hayan tenido en cuenta.
Y cuando todos en Europa miraban al BCE, su presidente, Mario Draghi, también hizo públicas tras la reunión de su Consejo de Gobierno las previsiones macroeconómicas del supervisor para 2012 y 2013, que son más pesimistas que las que publicó en junio pasado.
Las nuevas perspectivas suponen una rebaja general de los pronósticos. El emisor espera una contracción media en la zona euro del 0,4% en 2012 (en un rango de caída de entre el 0,6% y 0,2%). Para 2013 el BCE estima un avance medio en la zona del 0,5%, en una horquilla que puede variar desde una caída del 0,4% y un crecimiento del 1,4%. Draghi explicó que todos los indicadores sugieren que la actividad económica será «débil» en lo que queda de año y se desarrollará en «un entorno de elevada incertidumbre» en toda el área.