MUNDO

Las chicas son guerreras

CHARLOTTE. Actualizado: Guardar
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El pelotón de mujeres demócratas salió al escenario con el hacha de guerra en la mano. «¡Me llamo Nancy Pelosi pero mis nietos me llaman Mimi! Para mí la política es una extensión de mi papel de madre y abuela. Trabajo con el presidente Obama para recuperar el sueño americano», dijo la primera. «Soy la congresista Rosa deLauro y ¡tenemos mucho trabajo que hacer! Las mujeres ganan 77 céntimos por cada dólar que ganan los hombres, y aún menos si eres de color. Por eso la primera ley que firmó Obama da a las víctimas de discriminación salarial una oportunidad en los tribunales».

Entre los rugidos del público, la lista de oradoras seguía. También la de calamidades y los méritos de Obama en la causa femenina. El cuidado preventivo de las mujeres, que ahora tienen acceso a planificación familiar con sus seguros, la ley de violencia doméstica que bloquearon los republicanos, el intento de redefinir las violaciones, los ocho millones de pequeñas empresarias que necesitan ayuda...

Las voces femeninas culminaron esa noche con Michelle Obama, la mujer que mejor conoce al presidente. Esa que le ha visto «agonizar cada noche sobre su escritorio leyendo las cartas que le mandan». Esa que dice estar «todavía más enamorada de él que hace cuatro años, porque no se le ha olvidado de dónde viene».

La primera dama batió a su rival Ann Romney porque además de hablar de amor y contar con tono intimista los valores que hacen de Obama un candidato mejor, su discurso también tenía sustancia. Al presidente, aseguró, «no le interesa hacer lo que sea más fácil políticamente, así es como le han educado. Cuando se trató de la salud de nuestras familias, Barack no escuchó a todos los que le decían que mejor dejara la reforma sanitaria para otro momento (...). Al final, para él, esos temas no son políticos, sino algo personal».

Michelle recordó, con un guiño a los afroamericanos, que su marido «fue criado por una madre sola que pasaba apuros para pagar las facturas y cuyos padres salieron al frente para ayudarla». Y aunque hace mucho que dejó de recogerla en ese coche «tan oxidado que de verdad se veía el pavimento por el agujero», volvió a jurar que al presidente no se le han olvidado sus orígenes. «Cuando cruzas la puerta de las oportunidades no le das un portazo detrás de ti. Miras para atrás e intentas dar a los demás las mismas oportunidades que a ti te han ayudado a triunfar». Ese es el sueño americano por el que Obama promete trabajar los próximos cuatro años, «si EE UU le renueva la confianza en noviembre».