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Obama defiende su gestión en la antesala de la convención demócrata
El presidente de EE UU admite que todavía queda trabajo por hacer y pide el voto para «no retroceder»
CHARLOTTE. Actualizado: Guardar«¿Estáis mejor ahora que hace cuatro años?», pregunta Mitt Romney en sus mítines. La misión de Barack Obama y todos las figuras del Partido Demócrata que le acompañan esta semana en la Convención de Charlotte (Carolina del Norte) es demostrar a los votantes que sí lo están. Eso, a pesar de la algarabía de protestas que acompañan el espectáculo político del partido en el poder.
«¡Claro que estamos mejor!», respondía ayer el exalcalde de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa, que como presidente de la Convención inaugura hoy el escenario. «Entonces estábamos perdiendo 800.000 puestos de trabajo al mes y la crisis hipotecaria estaba dejando más desahucios de los que habíamos visto desde la Gran Depresión. Ahora llevamos 29 meses consecutivos en los que el sector privado crea empleo. ¡Por supuesto que estamos mejor!»
Solo el 23% de los estadounidenses están de acuerdo con su opinión, según una encuesta del semanario 'National Journal', porque en lugar de responder con los datos macroeconómicos en la mano lo hacen con percepciones que ni siquiera distinguen su gestión de la de George W. Bush. El 66% de los estadounidenses tiene ahora menos confianza en los políticos y el 60% cree que las políticas implementadas por el Gobierno han favorecido a las instituciones, no al pueblo. Y de cara al futuro, el 70% cree que las empresas e instituciones rescatadas no han aprendido de sus errores y volverán a poner al país en peligro.
«¿Queda trabajo por hacer?», pregunta Obama en sus mítines camino de Charlotte. «¡Claro que sí, y mucho! Por eso no podemos retroceder». Antes de llegar al lugar elegido para su segunda coronación como candidato del Partido Demócrata, el presidente hizo parada en Estados bisagra como Iowa u Ohio, que necesita para revalidar su victoria el próximo 6 de noviembre.
Michelle, en escena
Su mujer, Michelle Obama, cree que sus asesores no han hecho un buen trabajo publicitando los logros de estos cuatro años. Por eso ha decidido salir ahí fuera y contarlos ella misma. La primera gran oradora de la Convención Demócrata no piensa hablar de amor, como hizo Ann Romney la semana pasada. Además de primera dama, Michelle Obama es también una abogada de Harvard que ha ocupado puestos ejecutivos en la Alcaldía de Chicago y en la red de hospitales de la Universidad de esa misma ciudad. En estos cuatro años en la Casa Blanca se ha limitado a velar por las familias militares y difundir buenos hábitos alimenticios para la infancia, pero llegado el momento crítico de la campaña no piensa quedarse sentada hablando de romances.
En estos días la primera dama habla de cuántos incentivos fiscales ha dado su esposo a las pequeñas empresas y en cuánto ha reducido los impuestos de la clase media. Ayer era Día del Trabajo en Estados Unidos, el último puente del verano. Los norteamericanos no hablaban de huertos urbanos frente a la barbacoa, sino de los cuatro dólares por galón (3,18 euros por 3,8 litros) a los que ha llegado la gasolina y los 13 millones de puestos de trabajo que Romney promete con fórmulas neoliberales, en oposición al demócrata.
«El jueves por la noche os voy a ofrecer lo que creo que es un camino hacia adelante mucho mejor para que crezca la economía, generemos empleo y fortalezcamos a la clase media», prometió Obama en Colorado. «Y lo bueno es que vosotros podéis decidir qué camino elegir. Podéis seguir sus planes de bajar masivamente los impuestos a los que ya han triunfado o seguir adelante con mi plan de mantener los impuestos bajos para los estadounidenses que están intentado salir adelante». La respuesta, el 6 de noviembre.