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Un caso de corrupción golpea a la familia del primer ministro polaco

VARSOVIA. Actualizado: Guardar
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La corrupción salpica al primer ministro de Polonia, Donald Tusk. Su hijo Michal se ha visto implicado en un escándalo empresarial que ha puesto en jaque al gobernante. Los medios de comunicación locales revelaron que el joven Tusk trabajaba para Marcin Plichta, un empresario que ha sido condenado en seis ocasiones por fraude y malversación de fondos, y que hasta ahora dirigía Amber Gold, una firma que ha dejado en la ruina a numerosos pequeños accionistas y ha hundido a la compañía aérea de bajo coste OLT Express.

Según las primeras investigaciones, Michal Tusk conocía estos negocios de dudosa legalidad. El semanario 'Wprost' asegura que Plichta desempeñaba sus actividades delictivas en un clima de absoluta impunidad y otros medios acusaron al hijo del jefe de Gobierno de participar de forma activa en esta trama de corrupción. Donald Tusk defiende su honorabilidad e inocencia, mientras la oposición capitaneada por el ultraconservador Jaroslaw Kaczynski pide al jefe del Gobierno que asuma responsabilidades políticas.

Para el periódico católico ultrarradical 'Nasz Dziennik', la contratación del hijo del primer ministro por Amber Gold «rebaja la confianza de los polacos en las instituciones del Estado». Por su parte, el diario liberal 'Gazeta Wyborcza' pidió disculpas a sus lectores por haber aceptado que Michal Tusk colaborara con ellos mientras ejercía de asesor de OLT Express.

La ONG anticorrupción 'Stop Korupcji' puso una denuncia con el objetivo de que la justicia investigue hasta las últimas consecuencias esta trama de corrupción. Y es que el hundimiento de la compañía de Marcin Plichta destapó la presunta implicación de algunos miembros del aparato judicial en este escándalo. Es por este motivo por el que el fiscal general de Polonia, Andrzej Seremet, pidió la dimisión del fiscal de Gdansk (en el norte del país) y anunció medidas disciplinarias contra seis de sus colaboradores. La Justicia considera que el fraude de Amber Gold, que prometía a sus clientes unos intereses anuales del 16,5% si invertían en un valor como el oro, podía haber sido evitado si la fiscalía de Gdansk hubiese actuado en consecuencia. Unas 700 víctimas del fraude reclaman la devolución de más de 32 millones.

Pese al escándalo que ha azotado Polonia, el Parlamento ha rechazado crear una comisión de investigación. Toda la oposición votó a favor, pero la coalición gobernante dispuso de una mayoría suficiente para rechazarla. El pasado jueves, Tusk intervino durante 40 minutos en el Parlamento y destacó que el escándalo de Amber Gold «es una experiencia importante». «No solo como primer ministro sino también como padre. Plantea un dilema: ¿Cómo trazar los límites de seguridad y control sobre nuestros familiares?», afirmó.