España pide ayuda a Marruecos para frenar la avalancha de inmigrantes en Alhucemas
El Gobierno alcanza un principio de acuerdo con Rabat para devolver a una parte de los 81 subsaharianos que permanecen en el islote
MADRID. Actualizado: GuardarLa colaboración de Rabat se antoja imprescindible para frenar la llegada masiva de inmigrantes indocumentados a los islotes de soberanía española situados frente a las costas marroquíes. Así lo manifestó ayer el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien negoció durante toda la jornada con el reino alauí una salida para los 81 inmigrantes que permanecen en la minúscula isla de Tierra, una de las tres que conforman el archipiélago de Alhucemas.
El acuerdo se daba prácticamente por cerrado en la tarde de ayer, por lo que en las próximas horas parte de los inmigrantes podrían ser trasladados a territorio marroquí o a otro punto dentro de España.
En una comparecencia conjunta con el presidente del opositor Consejo Nacional Sirio, Abdul Baset Seida, el titular de Exteriores destacó la colaboración que presta en este asunto Marruecos y el contacto permanente que tanto él mismo como el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, mantienen con sus homólogos del reino alauí. «A los dos Gobiernos nos interesa que estas situaciones no sucedan», manifestó el jefe de la diplomacia española. Sin embargo, cualquier acuerdo para desbloquear esta situación deberá sortear las reivindicaciones territoriales del país vecino, que al igual que en el caso de Ceuta y Melilla no reconoce la soberanía española sobre Alhucemas. García-Margallo denunció una operación perfectamente coordinada de las mafias de tráfico de personas que operan en la costa norteafricana y que han descubierto en las plazas españolas un punto de fácil acceso por el que introducir a los inmigrantes en suelo español. El ministro de Exteriores también avanzó que ha puesto en conocimiento de la Unión Europea el aumento de la presión migratoria proveniente de Marruecos en estos puntos geográficos ya que, según apuntó, el control de las fronteras es una competencia comunitaria.
Efecto llamada
Mientras se mantienen las conversaciones diplomáticas los sin papeles del islote de Tierra vivieron ayer otra jornada a la intemperie y bajo un intenso calor. El Ejecutivo se negó en un principio a su traslado a Melilla y se mantuvo firme en la postura de que retornasen al país vecino con el fin de evitar un posible efecto llamada que sobre unos territorios situados a apenas unas decenas de metros de la costa marroquí podría atraer una avalancha de inmigrantes irregulares.
A últimas horas de ayer ocho menores y dos mujeres fueron trasladados desde la isla hasta el Peñón de Alhucemas, donde existe una pequeña guarnición. Según fuentes de la Delegación del Gobierno, los menores tienen edades comprendidas entre los diez meses y los 16 años. Desde allí viajarán a Melilla.