MUNDO

Las protestas se conjuran contra Obama

Mujeres, 'indignados', o inmigrantes pedirán cuentas al presidente en la fiesta demócrata donde se postulará a la reelección Manifestantes de todo EE UU acuden a la convención de Charlotte para lanzar sus proclamas

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay cosas que ni el FBI puede orquestar. Los agentes federales le habían seguido la pista a cientos de anarquistas que planeaban bajar de Nueva York a Tampa para repetir las escenas de peleas callejeras que se vieron en la Convención Republicana de Saint Paul hace cuatro años, pero a última hora las compañías de autobuses se negaron a poner sus vehículos en el camino de un huracán. 'Isaac' esquivó Tampa, los altercados también.

Charlotte no tendrá esa suerte. Incluso si las aerolíneas deciden repetir las cancelaciones de Florida, son solo doce horas de tren en el Carolinian de Amtrak. Muchas asociaciones han organizado viajes de grupo con fiestas en el tren. El caso es hacer un despliegue de fuerza en la gran fiesta de los demócratas. Al menos hasta que lleguen las elecciones de noviembre son estos los que están en el poder y por tanto quienes mejor pueden responder a sus demandas. Y son muchas.

Los sindicatos en los que tradicionalmente se apoyan los demócratas para sacar el voto a la calle no están contentos de que el evento político del año se celebre en un Estado como Carolina del Norte, que tiene el menor porcentaje de trabajadores afiliados de todo el país. La mayor federación de sindicatos de Estados Unidos, AFL-CIO, planea destacarlo.

Igual de ofendidos están los grupos homosexuales, que piensan hacer de la Convención Demócrata la plataforma para lanzar sus protestas. Carolina del Norte aprobó en mayo por 61% a 39% un cambio en la Constitución para blindarse contra los matrimonios del mismo sexo. Al día siguiente, el presidente Barack Obama sorprendió a todos defendiendo públicamente esa opción, pero solo sucedió porque su vicepresidente Joe Biden se le había adelantado. Los expertos creen que, en el Estado sureño que el presidente ha elegido para lanzar su reelección, su cambio de tono hacia los matrimonios gays desata rechazo incluso entre sus correligionarios. En las iglesias negras, la noticia cayó como una bomba. Obama necesita el 80% del voto afroamericano para repetir la sorprendente victoria de Carolina del Norte, que le permitió acabar con 40 años de reinado republicano en ese Estado y llevarse la Casa Blanca.

Michael Munger, profesor de política en la Universidad de Duke, cree que ese día de mayo en que salió en favor de los matrimonios homosexuales terminó de arruinar sus posibilidades de ganar Carolina del Norte. No es un tema que los demócratas quieran recordar esta semana, pero los manifestantes se encargarán de mantenerlo vivo, porque no basta con el que mandatario les reconozca su derecho moral. Hace falta que lo legalice.

Tampoco le perdonarán los inmigrantes a los que les debe una reforma para legalizar su situación. La coalición de activistas 'No papers No fear' (Sin papeles, Sin miedo) emprendió el camino desde Arizona en un autobús bautizado como Undocubus, con 40 inmigrantes indocumentados a bordo dispuestos a desafiar a la justicia. Les apoyará en la tarea de concienciación otro grupo con ánimos de protesta, el Comité de Organización de Jornaleros Agrícolas, que quiere aprovechar la luz de los focos para poner al descubierto los problemas de su sector.

Guiño a los bancos

Carolina del Norte es el sexto Estado del país en número de emigrantes agrícolas y de los 150.000 que se estiman en época de recolección, el 94% son de habla hispana. Muchos se levantan en las oscuridad de la noche y van a trabajar con una bolsa de basura en la cabeza para aislarse de la nicotina en las plantaciones de tabaco donde recolectan.

Hasta Greenpeace tiene de qué quejarse. El grupo ecologista apunta su dedo contra la compañía energética Duke Energy, cuyas plantas de carbón contribuyen al calentamiento global, por mucho que el presidente diga apostar por las energías alternativas.

Todos los manifestantes recibirán el apoyo de los 'indignados' de Charlotte, que aunque el invierno pasado perdieron su plaza ocupada, han logrado que el Ayuntamiento les permita acampar en el Parque Marshall durante la semana de la Convención. Más de 5.000 policías se encargarán de que cumplan con las reglas del acuerdo, y esto es lo que preocupa a muchos. De esos 3.400 son agentes prestados por otros ayuntamientos que solo han recibido dos horas y media de entrenamiento.

Al menos esta vez las mujeres de Code Pink no estarán solas. En Tampa lograron reclamar en voz alta los derechos reproductivos durante una entrevista de Condoleezza Rice en CBS y protestar contra la petición republicana de bombardear Irán en un acto de los lobbies judíos. Incluso en el suelo de la convención del Tampa Bay Times Forum, donde la seguridad estaba a cargo de los servicios secretos, los republicanos tuvieron que apagar sus gritos coreando «U-S-A» cuando interrumpieron el discurso del candidato a vicepresidente Paul Ryan.

Para los demócratas, el mensaje de las mujeres será el mismo que para los republicanos, aunque en esta convención encontrarán más eco: Paz, Justicia Económica, Derechos de la Mujer y Dinero fuera de la política. En una ciudad a la que se conoce como Banktown por ser el segundo centro bancario del país después de Nueva York, Obama ha terminado de enfurecer a sus bases de izquierda al elegir para su gran discurso el estadio que lleva por nombre Bank of America. La fiesta demócrata promete ser todavía más animada que la republicana.