Cosas de la vida
Actualizado: GuardarLa subida del IVA se ha convertido en el tema de la semana. Agosto se ha despedido este año con una sonrisa irónica y un gesto de 'ahí os quedáis con lo que os espera'. Y sí, va a ser duro.
Los más rápidos y previsores han dedicado los días antes del 1S a comprar como locos. Carros llenos, gasolineras atestadas, incluso hay quien no es asiduo al teatro y ha aprovechado los últimos días del mes más caluroso para ver una obra, no vaya a ser que nunca más pueda...
Siempre se ha dicho que uno no debe morirse sin haber tenido un hijo, plantado un árbol o escrito un libro. Creo que tal y como están las cosas, deberíamos añadir, llenar el depósito del coche, ir al cine o comprarte unas gafas. A estas alturas van a ser igual de importantes por su inaccesibilidad.
Formar parte de la generación destinada a vivir peor que tus padres te hace fuerte, eso es verdad, pero hasta que eso pasa sufres como el que más. Revisas las clases de mates para ser capaz de sumar, restar y multiplicar de forma mental mientras haces la compra, pagas los recibos, coges tu coche, o el autobús en su defecto... y cuando todo te cuadra y creías que había luz al final del túnel, se te rompe la lavadora. Porque sí, señores políticos, a los ciudadanos nos pasan cosas imprevistas, cosas que no están contabilizadas dentro del día a día, cosas que te hacen pasarlo mal y te obligan a dejar de comprar lo necesario -el que aún puede-, o a plantearte si limpiar a mano en el río que te pille más cercano a tu casa aún es demasiado descabellado.
Y cuando todo estaba tan mal que pensabas que no podía ir a peor, uno que necesita comer mucho más que tú, va y te roba la cartera. Es entonces cuando realmente piensas si todo esto sirve para algo, si formar parte de la sociedad, esta rueda rutinaria que nos lleva a tener que alimentarnos, trabajar -si se puede-, y dormir en una cama, para volver a hacer lo mismo al día siguiente, tiene realmente algún sentido. Todo empeora, si todavía te funciona la tele, y ves a alguno de esos 'graciosos' superempresarios que lo dejaron todo para irse al Himalaya. Entonces te preguntas, '¿está goteando el grifo?'