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La Justicia belga deja en libertad a la cómplice del pederasta Dutroux
Michelle Martin será acogida en un convento tras pasar 16 años en prisión por permitir secuestros y violaciones contra niñas en los 90
Actualizado: Guardar«Va a estar libre. Realmente no hay nada más que pueda hacer». Con una mezcla de resignación y angustia el padre de Julie Lejeune acogió ayer la decisión del Tribunal de Casación de Bruselas. Michelle Martin, la mujer cómplice del pederasta y asesino Marc Dutroux, había conseguido la libertad condicional. El recuerdo de aquel trágico 24 de junio de 1995 reapareció cargado de dolor en la memoria de Jean-Denis Dejeune: su hija, de apenas ocho años, era secuestrada y encerrada en una mazmorra. Encadenada a la cama de una habitación, fue violada y resultó objeto de vídeos pornográficos junto a otras cinco niñas hasta morir de hambre nueve meses después, al igual que la pequeña Mélissa Russo.
El horror, sin embargo, no frenó la decisión de la Justicia belga, que confirmó el fallo dictado el pasado 31 de julio por el Tribunal de Aplicación de Penas de Mons. Aunque Dutroux cumple cadena perpetua en una celda de máxima seguridad, la que fue su esposa podrá recuperar su libertad tras pasar en prisión 16 de los 30 años a los que fue sentenciada. Martin, de 52 años, será acogida en un convento de monjas Clarisas situado en la localidad de Malonne, al sur del país.
Su ingreso en el monasterio corresponde a la petición realizada por sus propios abogados, que ya intentaron sin éxito en 2011 que fuera aceptada en un convento francés en el que resultó ser el tercer intento de los letrados por conseguir la excarcelación de su defendida. En Malonne, sin embargo, la próxima llegada de su nueva vecina no ha sido bien acogida. Ya la semana pasada se manifestaron en la ciudad un millar de personas para mostrar su rechazo y para recordar que el hogar de las monjas clarisas se encuentra próximo a tres colegios.
Hasta en el seno de la Iglesia católica del país han saltado las primeras chispas. El arzobispo de Malinas-Bruselas, monseñor André-Joseph Leonard, se ha desentendido de la decisión de acoger a Martin. Mientras, el obispo de Lieja ha resaltado «la gran cristiandad» de las hermanas, conocidas por su vida contemplativa y por recibir desde hace cien años a personas que buscan un retiro espiritual.
Gasto público
Pero al margen del debate moral, otro de los grandes focos de la polémica es que la seguridad y protección que recibirá Martin en Malonne costarán a las arcas públicas 120.000 euros al mes. Hasta cuatro policías se turnarán para vigilar tanto dentro como fuera del convento. El gasto que supondrá para el Estado contrasta con los escasos 256 euros que ha ahorrado la exmujer de Dutroux para indemnizar a las víctimas. De hecho, puso a nombre de otros parientes la herencia de su madre -consistente en una casa y una colección de joyas- para evitar que fuera confiscada por las autoridades belgas.
Aunque algunos familiares de las niñas que fueron violadas y asesinadas entre junio de 1995 y agosto de 1996 han preferido respetar la sentencia, otros han decidido continuar con sus reclamaciones. Es el caso de Paul Marchal, padre de An, que fue secuestrada por Dutroux y tras ser violada durante semanas apareció muerta junto a una joven de 19 años en extrañas circunstancias. «Seguiré la lucha e iré a Malonne para protestar», aseguró.
El primer ministro belga, Elio di Rupo, dijo comprender la conmoción de las familias y la población por la liberación de Martin. Por ese motivo, se ha comprometido a seguir adelante con una reforma judicial que prevé endurecer las condiciones para excarcelar a los autores de los delitos más graves.