Un héroe a regañadientes
El pequeño paso en la Luna le inmortalizó en una leyenda de la que siempre quiso escapar
Actualizado: GuardarUn pequeño paso para Neil, una gran gesta para la humanidad. Armstrong siempre rehuyó de los focos de la fama, esos que le han alumbrado durante más de cuarenta décadas por haber protagonizado uno de los grandes sueños del ser humano: llegar a la Luna. El 20 de julio de 1969 el Apolo XI cumplía con éxito la misión lunar: «Houston, aquí la base Tranquilidad, el Eagle ha alunizado», comunicaba Armstrong a sus compañeros de la NASA y a los más de 500 millones de personas, que desde sus casas seguían la aventura espacial mientras se frotaban los ojos ante lo que estaban presenciando en sus televisores en blanco y negro.
«Fue especial y memorable, pero también muy breve, porque había trabajo que hacer», rememoraba Armstrong durante una de sus últimas entrevistas. Las manifestaciones del astronauta de Ohio sobre aquel momento mítico para la Humanidad siempre estuvieron exentas de cualquier adorno de heroicidad. Le incomodaba la fama. Y su familia así lo ratificó el sábado en el comunicado que anunciaba su muerte. «Era un héroe estadounidense a regañadientes, porque siempre creyó que solo estaba haciendo su trabajo». Apasionado de la aviación, trabajó desde pequeño para cumplir su sueño. A los 16 años Armstrong ya había logrado la licencia de piloto, a los 25 se licenció en Ingeniería Aeronáutica en Indiana y siete años más tarde entraba en el cuerpo de astronautas de la Nasa. De ahí a la Luna solo le separaban unos cuantos pasos.
El 16 de julio Armstrong partía rumbo a la Luna junto a Buzz Aldrin y Michael Collins. La NASA le había designado comandante de la nave y el responsable de poner el primer pie en tierra. A las 2.56 de la madrugaba del día 21, Armstrong dejaba la primera huella del hombre en el mar de la Tranquilidad, para inmediatamente lanzar al mundo la célebre frase: «Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad».
Inspiración
«Mientras existan libros de Historia, Neil Armstrong figurará en ellos, recordado por dar el primer paso de la humanidad en un mundo más allá del nuestro», declaró el director de la NASA, Charles Bolden. Pero la hazaña del astronauta de Ohio ha calado más allá de los los libros, pues despertó en toda una generación, que aquella madrugada permaneció pegada al televisor, la fascinación por el espacio y la ciencia. «Yo jugaba a ser Neil Armstrong», confesaba ayer Javier Ventura, portavoz de la Agencia Espacial Europea en España (ESA). La conquista lunar también marcó la vida de Felipe Gómez, investigador del Centro de Astrobiología (CA)y que ahora trabaja en Pasadena, en la misión del Curiosity en Marte: «Para mí, desde pequeño, fue un héroe de leyenda».
Los homenajes y las palabras de recuerdo hacía el hombre de la Luna se sucedieron a lo largo de todo el día. El presidente estadounidense Barack Obama, apesadumbrado por la muerte del astronauta, no escatimó en elogios: «Armstrong ha sido uno de los mayores héroes de Estados Unidos de todos los tiempos».
El que fuera su compañero de paseo por tierras lunares, Buzz Aldrin, se mostró muy apenado por la muerte de su amigo. «Sé que millones de personas comparten el luto conmigo el luto por el fallecimiento de un verdadero héroe y el mejor piloto que jamás haya conocido». Algo más escueto se pronunció Michael Collins (el único astronauta que permaneció en el interior de la nave): «Era el mejor y le echaré de menos terriblemente». «La próxima vez que salgáis en una noche clara y veáis cómo os sonríe la Luna, pensad en Neil y guiñad un ojo -pidió la familia-».