Qué bonita la llevan

Qué bonita la llevan. Mira como la mecen. Se le nota en la cara que está sufriendo, que sabe que su penitencia la conduce hasta ese final inevitable del que todos huimos, que nos condena a la oscuridad absoluta, a la nada. ¿Y quién la pondrá así de guapa? Cada año luciendo más que el anterior. Dicen que la prepara una señora del barrio, que lo hace sola, sin que nadie la moleste, con recogimiento. Son muchas horas de dedicación que no se pagan, pero que se ven recompensadas cuando los hombres que la portan pisan las calles de La Viña, porque ella es de allí, viñera de pura cepa, aunque vengan a verla de todas partes. Porque la verdad es que es para verla. Qué alegría da ver a Cádiz volcado con su imagen, con lo que representa. Hay gente en la calle a la que se le cambia la cara cuando la ve, como si se transfigurase. No es para menos. La primera vez que yo la vi me pasó, me quedé sin palabras. Caballa, caballita caletera. ¿Por qué cada año te condenan a la hoguera? ¿Por qué si ya cada día te pasan por la plancha? Yo es que muero con las cosas de Cádiz. Por eso no entiendo a los derrotistas que dicen que la caballa, en vez de piriñaca, lo que lleva es caspa en ese cortejo de plañideras. El entierro de la caballa es cultura, tradición, arte. Solo hay en Cádiz dos eventos que le hacen sombra: los Juanillos y los Tosantos. Eso sí, cada uno tiene su encanto y su público. Pero la verdad es que lo de la caballa, como se hace en La Caleta, pues gana muchos puntos. Será por ese hechizo sobrenatural, o por esas barquitas que se mecen sobre su plata quieta. Lo único que eché ayer en falta fue un toque iberoamericano en el entierro. El Ayuntamiento de Cádiz ha perdido una oportunidad única de dejar boquiabiertos a los millones de telespectadores del continente hermano que ayer estarían viendo por internet Onda Cádiz para despedir a la caballa en directo introduciendo un guiño al Bicentenario. Cartón del dos para los que están organizando los actos de la Capitalidad Iberoamericana de la Cultura. Por lo demás, todo perfecto, como siempre. No se puede llevar mejor y más bonita a mi caballita. D.E.P.