ESPAÑA

El PSOE se acerca a la UGT para reafirmar su perfil de izquierda

El número tres de los socialistas acudirá a la fiesta de Rodiezmo tras dos años de ausencia de Zapatero y de la dirección del partido

MADRID. Actualizado: Guardar
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Los socialistas quieren volver a los tiempos de complicidad con la Unión General de Trabajadores. El secretario de Organización del PSOE y número tres del partido, Óscar López, acudirá el próximo domingo a la fiesta de la minería asturleonesa de Rodiezmo para mostrar la sinceridad de esas intenciones después de dos años de ausencia de miembros de la dirección socialista en ese acto con el que el PSOE abría el curso político.

El paso de gobernar a estar en la oposición es fundamental para entender el intento de reverdecer la centenaria fraternidad entre el partido y el sindicato. Un PSOE en el Gobierno tendría muy difícil dar este paso. De hecho, el divorcio entre socialistas y UGT se produjo en 2010 a raíz de la reforma laboral y las medidas de ajuste del gasto social adoptadas por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de aquel año y que desembocó en una huelga general el 29 de septiembre convocada por la central sindical que lidera Cándido Méndez y CC OO.

La presencia en Rodiezmo fue instaurada por Zapatero en 2000, nada más ser elegido secretario general del PSOE. Desde entonces acudió sin falta a la cita de septiembre con los mineros de Asturias y León. Su llegada a la Presidencia del Gobierno en 2004 dio aún más empaque al acto político y festivo, en el que cada año anunciaba los aumentos de pensiones para el ejercicio siguiente. Hasta hace dos años, cuando los recortes del gasto y la reestructuración del mercado laboral desaconsejaron su presencia en el municipio leonés. Zapatero, en su momento, justificó la deserción como muestra de «respeto» a la oposición de la UGT a sus medidas y a la huelga general convocada para unos días más tarde.

El año pasado las heridas seguían frescas, y Zapatero que, por otra parte, no había relajado su política de ajustes y había hecho oídos sordos a las demandas sindicales, tampoco se dejó ver. Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE, también evitó la confraternización sindical y nadie de la dirección del partido acudió a Rodiezmo. La única presencia era la del infaltable Alfonso Guerra.

La oposición, sin embargo, es otra cosa. Despojado de la responsabilidad de gobernar, el PSOE tiene más fácil identificarse con los puntos de vista de la central sindical y compartir su discurso contra el Ejecutivo de Mariano Rajoy. La participación de López en el acto de Rodiezmo permitirá, además, visualizar un perfil de izquierda que los socialistas buscan con denuedo.

El PSOE tras la contundente derrota electoral del 20 de noviembre tiene serios problemas para hacer oposición. El recuerdo de su paso por el Gobierno es aún muy reciente; su responsabilidad por la situación actual es indiscutible; no ha dado con la tecla para confrontar con el PP; y el liderazgo de Rubalcaba, aunque apenas discutido en el partido, no levanta pasiones entre los suyos, y menos entre la ciudadanía. La mejor expresión de esta difícil etapa para los socialistas es que el serio retroceso de las expectativas electorales del PP no lo rentabiliza el PSOE.

La vuelta a Rodiezmo en este contexto puede ser una oportunidad para dar la vuelta a la situación. Un buen termómetro será la recepción que brinden los sindicalistas a Óscar López, no ya los dirigentes, que a buen seguro guardarán las formas. Es poco probable que el secretario de Organización del PSOE se encuentre dentro de una semana con una rechifla . Entre otras cosas porque la oposición une, pero también porque el divorcio con la UGT no ha sido a cara de perro. Zapatero, pese a la huelga, mantuvo una buena relación con Méndez, un habitual en la Moncloa, y Rubalcaba tiene un contacto fluido con el secretario general de la central sindical.

Será por tanto más una foto para exteriorizar una amistad que un gesto de reconciliación política.