Los sudafricanos despiden a los mineros entre reivindicaciones
Los funerales de los 34 trabajadores asesinados por la Policía en el yacimiento de Marikana se convierten en protestas laborales
Actualizado: GuardarLas minas sudafricanas pararon ayer su producción para recordar a los 34 trabajadores asesinados por la Policía hace una semana en Marikana, en el noroeste del país. Ciudad del Cabo, Johannesburgo y Rustenburg también frenaron su actividad cotidiana para homenajear a los trabajadores que fueron acribillados a tiros cuando exigían un aumento salarial a la empresa británica Lonmin.
Fracasó el acto preparado por el Ejecutivo de Jacob Zuma, que tenía previsto acoger a 70.000 personas. Los colegas de las víctimas prefirieron honrar la memoria de los muertos en un acto organizado por los sindicatos y los dirigentes expulsados el pasado mes de abril de las juventudes del Congreso Nacional Africano (CNA, el partido gobernante), y que se han convertido en una plataforma de oposición al presidente.
Pero era inevitable que la ceremonia, que tuvo lugar a pocos metros del lugar de la matanza, se convirtiese en un acto reivindicativo. El lógico dolor de las familias se mezcló con las demandas laborales de los mineros. «Nosotros trabajamos duro y las compañías extranjeras se llevan los beneficios. Señor, te pedimos que guíes a nuestro Gobierno para que no haga cosas impropias y se rodee de la gente adecuada», afirmó uno de los sacerdotes durante la homilía.
Extensión reivindicativa
Las ansias de conseguir mejores condiciones siguen extendiéndose por los pozos de platino de todo el país. La mina de Bakafang, cerca de Rustenburg, ha parado la producción y los empleados de la compañía australiana International Ferro Metals Limited están considerando la posibilidad de secundar los paros.
Los sucesos de la última semana han puesto en primer plano la desigualdad en Sudáfrica. Un problema heredado desde la época del 'apartheid'. Y es que el sueldo de los trabajadores del yacimiento de Marikana no llega a los 400 euros y esto obliga a que muchos tengan que sobrevivir en chabolas prefabricadas instaladas a pocos metros de la mina.