Economia

EL PÓRTICO DE LA GLORIA

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Ayer fue un día de esos que se han convertido en normales, cuando alguien dice algo cuyo significado no queda nada claro, pero alguien lo interpreta como bueno -o exactamente al revés-, y los mercados se dan una fiesta -o un sopapo-. Menos mal, ayer tocó fiesta. Merkel dijo que apoyaba a Draghi y a sus esfuerzos por consolidar el euro, (otra vez, ¿alguien pensaba que entre las intenciones de la canciller alemana estaba la de cargarse al euro?) y la Bolsa española subió y la prima de riesgo bajó, hasta el punto de que hay quien piensa que esto es el final del principio de la recuperación. Sinceramente, no sé sobre qué pilares basan su optimismo, pero no pienso ejercer de agorero. Me apunto entusiasmado al movimiento. Vamos, como el diputado Llamazares que se suma, desde dentro del Congreso, al asalto que prevén sus amigos desde afuera.

Pero, bueno, la impresión general era que, al fin, Merkel permitirá al BCE la compra de deuda de los países en dificultades. Ya veremos, a mí me parece una suposición algo prematura, aunque muy esperanzadora. Además, ya saben que en esta vida todo es relativo. La prima está en los niveles de los 490 y nos parece un éxito genial, porque venimos de los 630 y olvidamos que cuando transitábamos por los parajes actuales, nos parecían el caos total. Lo que antes era la antesala de la quiebra, ahora es el pórtico de la gloria. De cualquier manera, la postura más sensata me parece que es la de celebrar el relajo de la presión sobre nuestra deuda, sin olvidar, a la vez, que todavía nos queda un largo trecho de bajada hasta que la sensación de alivio se convierta en situación confortable. 490 puntos de diferencia con Alemania constituyen todavía una distancia sideral que no podemos admitir, ni mantener.