Sancho Gracia, en el papel de Curro Jiménez (arriba), el bandolero que le dio fama en los 70. Su viuda, Noelia Aguirre (abajo), en el tanatorio. :: EFE
Sociedad

Una vida a la sombra de Curro Jiménez

El actor Sancho Gracia, fallecido a los 75 años, será siempre recordado por su papel del bandolero romántico

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Actor, director y productor de larga trayectoria, Sancho Gracia cargó toda su vida con el peso de la fama de un personaje, Curro Jiménez, el bandolero noble y machote al que dio vida en la transición. Profesional de múltiples registros, dotado para los papeles de malo pero dueño de una vis cómica que pocos directores acertaron a explotar, Sancho Gracia nos dejó el miércoles por la noche. Con 75 años, confortado por su esposa y sus tres hijos, el actor perdió el último asalto contra el cáncer, al que mantuvo a raya durante casi una década. La profesión y un batallón de amigos y admiradores le despidieron en el tanatorio de la Paz en Tres Cantos (Madrid), donde se instaló la capilla ardiente.

Partícipe en un centenar de películas y series, eficaz y seguro intérprete teatral, el papel de Curro Jiménez para el que Mario Camus lo reclutó en 1976 marcó para siempre una carrera iniciada dos décadas antes en el teatro y al otro lado del Atlántico. Curro Jiménez fue un bombazo en un tiempo con solo dos canales de televisión y audiencia multimillonarias. La serie se repone casi cuarenta años después y marca con 'Verano azul' el récord de revisiones en la televisón pública.

Félix Ángel Sancho Gracia nació en Madrid el 27 de septiembre de 1936. En los populares barrios de Lavapiés y Embajadores, devastados tras la guerra fratricida e incivil, transcurrió una infancia de necesidades y callejeo. Pendenciero y chuletilla, fue expulsado de varios colegios, hasta que se trasladó con su familia a Uruguay a mediados de los cuarenta. En aquel país, donde permaneció casi dos décadas, se forjó su vocación. Pasó por un puñado de trabajos antes de que el anuncio en un diario le abriera las puertas al mundo de la farándula y hallara acomodo y futuro en la interpretación.

En Montevideo

Veló sus primeras armas dramáticas en Montevideo, al amparo de la gran actriz Margarita Xirgu, y en montajes de 'Bodas de sangre', de Lorca, 'El sueño de una noche de verano', de Shakespeare, y dramas de Lope, Benavente y Albert Camus.

Tras la muerte de su padre y la segunda boda de su madre, regresa a la España de la tecnocracia y el Opus, el seiscientos, los planes de desarrollo y el cine de Berlanga y Bardem. Una España que pasa del blanco y negro al tecnicolor y en la que los productores descubren el parecido entre los desiertos de Arizona y Almería y los bajos salarios que abarataban la producción. Su físico y el carácter explosivo de Sancho Gracia encajaron como un guante en películas de acción, aventuras y spaghetti-western. Se coló en el reparto de 'Los cien rifles', con Burt Reynols y Raquel Welch, y en el de 'Marco Antonio y Cleopatra', con Charlton Heston. En 1969 se casó con la periodista Noelia Aguirre Gomensoro, hija de un politico uruguayo, con quien tendría tres hijos, Rodrigo, Félix y Rodolfo, actor hoy como su padre. Su padrino fue Adolfo Suárez, amigo muy próximo y futuro presidente del Gobierno.

Pronto demostró Gracia dotes para la comedia y saltó a repartos de factura más carpetovetónica. Siempre a caballo entre la comedia y el drama, apareció en películas como 'La ciudad no es para mí' o 'Las viudas'. Absorbido en los setenta por su personaje de Curro Jiménez, en los ochenta y los noventa retomó su trayectoria en el cine con títulos como 'Montoyas y Tarantos', 'Cachito' o 'La mirada del otro'.

Fumador empedernido, el cáncer de pulmón detectado entonces no le apartó de la escena. Álex de la Iglesia le rescató con sendos papeles en 'Muertos de risa' y 'La comunidad', catapulta para rodar después 'La caja 507' o 'El crimen del padre Amaro'. De la Iglesia creó un papel a su medida en '800 balas', y Gracia siguió en la brecha hasta 'Balada triste de trompeta' y 'Entrelobos', sus dos última películas, rodadas en 2010.

En su desigual trayectoria en el cine, rodó además con Bardem, Escrivá, Armiñán, Aranda, Camus, Aristaráin, Urbizu o Cuerda. No muy premiado, aspiró al Goya dos veces, y a la carrera por el Oscar con 'El crimen del padre Amaro'.

Gracia debía su enorme popularidad a la tele. Su primer gran éxito llegó con 'Los camioneros' (1973). Una fama que acrecentó con Curro Jiménez, serie de la que fue creador y coproductor. Entre 1976 y 1978 encarnó al heroico bandolero y señor de Sierra Morena, un Robin Hood decimonónico que tiraba de faca y trabuco para dar a los pobres lo que robaba a los ricos. El trío protagonista que encarnó junto a Álvaro de Luna, 'El Algarrobo', y José Sancho, 'El Estudiante', hizo historia. Rescatado a mediados de los noventa, el personaje se sobrepuso al actor para siempre.

Intentó repetir éxito con 'La máscara negra' (1980) y 'Los desastres de la guerra' (1982), en la que encarnó a Juan Martín Díez, 'El Empecinado', junto a Paco Rabal y Álvaro de Luna. Dio vida al capitán Piñero en 'La isla de los fugitivos' y a Simón Bolívar. Bordó el papel del asesino Jarabo en 'La huella del crimen', a las órdenes de Bardem, y 'Unidad Central Operativa-UCO' (2009) fue su última aventura televisiva.

Hizo teatro y televisión con memorables 'Estudio 1' ('Doce hombres sin piedad') y encarnó en escena al Tenorio, Goya, Calígula o al Eddie Carbone de 'Panorama desde el puente', de Arthur Miller. Se despidió de la tablas con 'La cena de los generales', con dirección de Miguel Narros. También sobre un escenario ajustó cuentas consigo mismo en el monólogo 'Versos bandoleros y canciones escondidas'. Se convirtió en director de cine a la fuerza con 'Huidos' y 'El último maquis' tras un desencuentro con el realizador. Gracia, que debía protagonizar, acabó produciendo y dirigiendo.

Su larga batalla contra el cáncer comenzó con una intervención de pulmón en 2001. El mismo confesó en 2010 que padecía un cáncer de vesícula.