Sociedad

El Curiosity ya camina sobre Marte

El vehículo más complejo de la NASA aterriza en el cráter Gale, donde buscará indicios de vida

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El punto rojizo y brillante que cada noche se eleva en el horizonte celeste tiene desde ayer un nuevo huésped. «Estoy entero y a salvo en la superficie de Marte». Este fue el mensaje enviado por el Curiosity a la NASA para confirmar que la misión más compleja y ambiciosa de la historia enviada al planeta rojo había culminado su aterrizaje con éxito. Los abrazos y vítores en la sala de seguimiento de la agencia espacial estadounidense no se hicieron esperar. «No me lo puedo creer», dijo el número dos del equipo de descenso del Curiosity, Allen Chen. Y es que tras ocho meses de viaje espacial la sonda realizó con absoluta precisión la maniobra más difícil: posarse en el suelo del cráter Gale. Ahora, el vehículo de exploración tiene por delante dos años de trabajo para buscar indicios de vida presente o pasada en Marte.

Hacía bastante tiempo que una misión de la NASA no levantaba tanta expectación. Quizás fuesen los 2.500 millones de dólares invertidos en el MSL (Mars Science Laboraty), nombre oficial de la misión. O la sempiterna fascinación del ser humano por Marte, desde la Grecia Clásica o los romanos, que le nombraron su dios de la guerra, hasta las películas o novelas más modernas de ciencia ficción. Sea como fuere, el impresionante reto científico de colocar sobre la superficie del planeta rojo el mayor ingenio de toda la historia de la humanidad devolvió por unas horas a la exploración espacial en general, y a la NASA en particular, el glamour de épocas pasadas. Y es que con una longitud de tres metros, una altura de 2,2 metros y 75 kilos de instrumentos científicos, el Curiosity es el vehículo robótico más complejo que ha tocado la superficie marciana. Para hacerse una idea, sus dos predecesores, el Spirit y el Opportunity, contaban con cinco kilos cada uno.

La apasionante travesía de la sonda comenzó el 26 de noviembre desde la base de la NASA en Cabo Cañaveral. Tras recorrer 567 millones de kilómetros en ocho meses, los 700 científicos e ingenieros que han participado en esta misión -incluyendo varios españoles- contuvieron la respiración. Comenzaba el descenso, el momento más delicado. Tras separarse de la etapa de crucero, la cápsula entró en la atmósfera de Marte e inició las operaciones para frenar su velocidad desde los más de 2.500 kilómetros por hora hasta desacelerar y tocar el suelo marciano con suavidad. Con la apertura del paracaídas a una altura de 11,5 kilómetros de la superficie se iniciaron los temidos 'siete minutos de terror', tiempo en el que las comunicaciones se interrumpieron. Fue el momento más tenso. En la sala de operaciones de la NASA no dejaban de mirar los monitores que confirmaran el éxito o fracaso del aterrizaje. Por fin, a las 7.32 horas, el mensaje que todos esperaban: «Llegada confirmada». El júbilo se apoderó de la sala de control del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA. Más si cabe cuando el Curiosity envió la primera imagen de la superficie marciana que confirmaba que el explorador se posó como estaba previsto en el cráter Gale.

Las felicitaciones por el éxito del amartizaje llegaron desde la Casa Blanca, donde el presidente Barack Obama calificó la operación como una gesta «sin precedentes». «El exitoso descenso del Curiosity constituye una hazaña tecnológica sin precedentes que permanecerá en el futuro como un momento de orgullo nacional para Estados Unidos», dijo el mandatario.

«Obama ha fijado la ambiciosa meta de enviar humanos a Marte a mediados de la década de 2030 y el aterrizaje de hoy (por ayer) supone un paso significativo en el logro de ese objetivo», aseguró el director de la NASA, Charles Bolden. Una meta que se antoja prácticamente imposible después de la cancelación de las misiones que debían dar continuidad al Curiosity como el ExoMars (una cooperación de la NASA y la ESA) por problemas presupuestarios.

Es la falta de nuevas misiones de exploración lo que también convierte al MSL en especial. Durante los próximos días los ingenieros probarán todos los instrumentos del robot. No será hasta septiembre cuando el vehículo, de 899 kilogramos, comenzará a desplazarse e iniciar su aventura geológica. Para desarrollar su trabajo cuenta con la ChemCam, un instrumento capaz de vaporizar con un láser infrarrojo rocas a siete metros de distancia y analizar espectroscópicamente la composición de la misma en busca de materiales que respondan a la eterna pregunta ¿Hay o hubo vida en Marte?

Los científicos creen que el cráter Gale se formó hace entre 3.500 y 3.800 millones de años, cuando el planeta sufrió un intenso bombardeo de meteoritos. Esperan que revele la historia geológica de Marte. Además, recogerán datos que ayudarán a preparar una futura misión tripulada. Un sueño más cercano desde hoy.