El desgaste del Gobierno se acelera al dejarse ocho puntos en siete meses
Solo cuatro de cada diez votantes del PP califican de buena su gestión, un dato que el PSOE sigue sin rentabilizar
Actualizado: GuardarEl desgaste del PP crece de manera exponencial. Desde las elecciones generales del pasado 20 de noviembre hasta la primera semana de julio ha perdido ocho puntos en intención de voto y cuatro de ellos se le han esfumado en apenas tres meses, aunque no necesariamente a otros partidos; una buena parte va a la abstención. El PSOE -que ahora se encuentra a menos de siete puntos de su rival, frente a los dieciséis de los comicios- solo ha subido uno, es decir, se beneficia a durísimas penas del desplome popular. UPyD gana dos puntos e Izquierda Unida, uno y medio. Todo, según las estimaciones del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Los datos no recogen aún la percepción ciudadana del mayor recorte del gasto público de la democracia, anunciado por Mariano Rajoy el pasado 11 de julio: 65.000 millones de euros en dos años y medio. Y, aun así, dejan meridianamente claro que el presidente del Gobierno pierde crédito a borbotones. No solo en términos generales. Entre su propio electorado, habitualmente más fiel que el de los demás partidos, las cosas se le tuercen. Si en abril un 70,1% de ellos decía sentir mucha o bastante confianza hacia su figura, ahora la cifra se queda en 56,8%, trece puntos menos. Los que, aún habiéndole votado, admitían tres meses atrás tener poca o ninguna fe en su labor han pasado de un 28,3% a un 40,8%.
El Gobierno en su conjunto es mal percibido. Ni un solo ministro obtiene una nota que llegue siquiera al 4. El único que se acerca es el titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que se queda en un 3,94. Le sigue la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con un 3,78. A la cola, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, obtiene un 2,5.
En todo caso, el barómetro pone de manifiesto que España vive un momento de enorme desafección hacia la política y los políticos. Hacia todos ellos. Aunque en el caso del PP la caída respecto a abril sea más pronunciada, lo que es perfectamente comprensible teniendo en cuenta que gobierna, desciende la fidelidad de voto en cada una de las formaciones del arco parlamentario. Los populares se dejan casi dieciocho puntos (del 79,% al 62%); los socialistas, doce (del 74,4% al 62,5%); IU, siete (del 75,4% al 68,3%), y UPyD, ocho (del 69,1% al 61%).
Ejecutivo y oposición
Ese mismo sentimiento se deja ver en la valoración que los ciudadanos hacen de la labor que desempeñan tanto Ejecutivo como oposición. Ambas son tremendamente negativas. Ocho meses después de ganar las elecciones, más de la mitad del país cree que el Gobierno de Rajoy lo está haciendo mal o muy mal. Y, de hecho, se encuentra solo diez puntos por debajo de la evaluación crítica que recibía la gestión de José Luis Rodríguez Zapatero en octubre de 2011, a un mes de las elecciones. Cuando el exlíder socialista dejó el cargo, un 66,3% decían que lo había hecho mal o muy mal. Ahora creen eso mismo de Rajoy un 56,1%.
La cosa cambia cuando se pregunta a quienes se declaran votantes del PP. Pero, con todo, es evidente que también sus 'fans' se desinflan: del 50,4% que en abril decía que su gestión era buena o muy buena se ha ido un buen pico. En el último estudio la cifra se queda en un 36,4%.
El principal partido de la oposición y su líder tampoco tienen muchos motivos para la satisfacción. En la dirección del PSOE se aferran a que su etapa en el Gobierno está aún demasiado cercana y ven con enorme esperanza la mínima remontada, que no llega a un punto en una encuesta con un margen de error del ± 2%. Pero lo cierto es que su intención directa de voto, que llevaba una línea ascendente desde las elecciones, ha bajado en comparación con abril. Y lo que quizá debería preocuparles más: la confianza de los votantes socialistas hacia su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha reducido en doce puntos y medio (del 51,6% al 39,5%) y la desconfianza del conjunto de los encuestados ha subido en casi cinco (del 78,8% al 83,5%).
Es cierto que Mariano Rajoy ganó con mayoría absoluta las elecciones a pesar de no despertar entusiasmos. El grado de desafección entre los suyos en octubre de 2011 llegaba al 21%. También es cierto que en la pasada legislatura al PP le costó mucho despegar en las encuestas y, no en vano, Zapatero dejó de ser el político mejor valorado por primera vez desde que llegó a La Moncloa solo en febrero de 2010. Pero nada de eso quita significado al hecho de que el 31% de los simpatizantes del primer partido de la oposición tilda de mala o muy mala la labor del PSOE y solo un 15,6% la califica de buena o muy buena.