La historia futura
Actualizado: GuardarSi de algo tenemos que sentirnos orgullosos es de ser los mudos protagonistas de una historia que dentro de unos años, pongamos 15 o pongamos 20, causara asombro entre quienes la lean en los libros de historia. Y al igual que Don Quijote gustaba de imaginar cómo lo retratarían los futuros cronistas, a mí me entretiene (no todo el rato, que también tengo una vida) pensar cómo los libros de historia retratarán esta época en la que nos estamos paseando, ora por Canalejas, ora por Ciudad de Santander.
Nos verán como la primera generación en la que los padres, después de muchos sacrificios para la educación de los hijos, no han conseguido darles a éstos mayores posibilidades de las que ellos tuvieron, pese a haber invertido unas cantidades de mimos y cuidados que para estos padres ni fueron soñadas. Y también la primera en la los abuelos deben mantener, con el trabajo que dejaron de realizar hace años, a toda la familia.
Es la generación a la que le están hurtando todo y que, además, acepta como un dogma de fe aquello de que se ha vivido por encima de las posibilidades. Igual en esos libros de historia futuros nos dicen cuándo fue que llovió café en el campo, porque los que ya estamos en nuestra cuarta década de vida no lo hemos visto nunca.
Y los libros de historia, cuando hablen de Cádiz, la compararán con la novia que tenía todos los preparativos de boda hechos y a la que, una semana antes, se le muere el padre. Porque eso es, con la licencia que permite la escritura, lo que le ha ocurrido a una ciudad que cuando repase el 31 de diciembre en las hemerotecas lo que en ella se proyectó se echará a reír o a llorar. O las dos cosas, como las carcajadas histéricas que se sueltan al caerse en mitad de la calle y herirse.
No hace falta enumerar la cantidad de proyectos que se han ido cayendo por el camino en una ciudad que no es muy diferente, con honrosas excepciones, a la de hace cinco años. Lo peor es la sensación de que nos habíamos ilusionado por nada y la cara de tontos con la que apareceremos en las fotografías que ilustren esos libros de historia futura.