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Un asesor de parte
Dan Senor sobresale como responsable de los tropiezos de Romney en su primer viaje al exterior como 'presidenciable'
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarHace cuatro años, un Barack Obama recién elegido candidato a la presidencia de EE UU cruzó en helicóptero las devastadas zonas de guerra iraquíes prometiendo a sus tropas un rápido regreso a casa si llegaba al poder. En Europa, donde paró luego, apostó por un golpe de timón a la política de George W. Bush en Oriente Próximo, y por revisar las reglas de juego con algunos aliados claves. Todo le fue a pedir de boca a aquel Obama del cambio, aclamado por multitudes en las calles del Viejo Continente mientras los medios apenas hallaban grietas en su decidida agenda.
Con Irak puede que le salieran las cuentas, pero en Oriente Próximo el enredo parece no tener fin, no importa quién gobierne en la Casa Blanca. El aspirante republicano, Mitt Romney, nunca exhibió en las primarias desacuerdo sustancial alguno con el presidente en política exterior, Israel incluido, pero cuando le llegó la hora del bautismo internacional la semana pasada eligió como consejero a un 'halcón' de la derecha para que esas diferencias sonaran más ostensibles. El resultado es de sobra conocido. En su intento por complacer a Netanyahu y los poderosos 'lobbies' judíos norteamericanos, Romney agravió a los palestinos hasta límites intolerables. Con Irán también quiso ser más duro que la posición oficial de Washington. Su salida de tono le obligó a pedir una enésima disculpa en la gira de las rectificaciones.
¿Pero quiénes son las joyas que asesoran al exgobernador? Ninguna mente con la visión de conjunto de un Karl Rove o una Condoleezza Rice, algunas de las figuras que encumbraron a Bush a la presidencia. Poco querido por el núcleo duro del partido, Romney ha tenido que saltarse a la vieja guardia y optar por desconocidos con experiencia, pero todavía no graduados en alta política. Dan Senor, el hombre que tuvo un papel central en el viaje de dos días a Israel, es uno de sus fichajes estrella.
Nacido en el norte del Estado de Nueva York, Senor pasó sus años de adolescencia en Toronto, donde gustaba de matar los ratos libres practicando juegos de magia. Los que lo conocen a fondo lo etiquetan como un híbrido poco habitual: un bicho raro de la política, un experto en medios de comunicación -ha destacado como comentarista de la conservadora cadena Fox- además de un exitoso escritor y financiero. Una mezcla profesional que lo ha convertido en una suerte de apetecible gurú en el que el aspirante republicano ha valorado sobre todo su experiencia como portavoz de Paul Bremer III, el primer enviado especial estadounidense a Irak tras la invasión del país árabe.
Alineado con Israel
De su pluma, propia de los 'halcones' más genuinos de la derecha estadounidense, ha salido la línea dura trazada por Romney respecto a Irán, el respaldo a Israel para que convierta Jerusalén en la capital del Estado hebreo y el desapego hacia las demandas históricas palestinas. Lejos de cuajar, los puntos de vista y la influencia de Senor han levantado serias dudas sobre la coherencia de los planes de Romney para Oriente Próximo.
En una de sus intervenciones más controvertidas, el candidato conservador respaldó el derecho de Tel Aviv a ordenar un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares iraníes. En la autocrítica, destacados miembros del equipo de campaña censuran al asesor por «ir demasiado lejos» en ese asunto, aunque acto seguido le echaran un capote para evitar fricciones. «Dan es amigo y consejero de Mitt y así seguirá siendo», declaró a 'The New York Times' una de las estrategas de Romney.
Pero las aguas bajan turbias porque Romey parece haberse despegado demasiado de veteranos expertos del conflicto palestino-israelí que han asesorado a republicanos durante décadas para entregar las riendas a «un 'halcón' que a las primeras de cambio ha mostrado un inequívoco alineamiento con los intereses de seguridad de Israel», opina Aaron Miller, que ha asesorado a los dos grandes partidos sobre Oriente Próximo.
Esa visión escorada es la que ha prevalecido del viaje, pese a los intentos de Romney de apoyarse en un hombre que sabe desenvolverse en el mundo de la política, el dinero -impresionar a la comunidad judía de EE UU era uno de los grandes objetivos del viaje- y los medios. No le salió bien y ahora falta por ver el papel de Senor en el futuro programa electoral del candidato republicano.