Otra resolución estéril de la ONU
La negociación para consensuar la medida forzó a omitir una mención expresa a la salida del poder de Bashar el-AsadPrimera censura de la Asamblea General a la «falta de acción» del Consejo de Seguridad
Actualizado: GuardarLa Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una vez más una resolución de condena contra el régimen sirio, pero por primera vez censuró la «falta de acción» del Consejo de Seguridad del organismo internacional. Con 133 votos a favor, doce en contra -entre ellos Rusia y China- y 31 abstenciones, la Asamblea reclamó una «transición política» en el país, en un texto redactado y presentado por Arabia Saudí en el que las negociaciones finales forzaron a omitir la mención expresa a la salida del poder de Bashar el-Asad.
Esta resolución no es vinculante y, como las anteriores, no supondrá cambio práctico alguno sobre el terreno, ya que el auténtico órgano ejecutivo, el Consejo de Seguridad, se ha revelado incapaz de llegar a un acuerdo debido a la negativa de dos de sus miembros permanentes, Moscú y Pekín, a condenar al régimen de Damasco.
En la crisis siria quedan al desnudo las carencias de una ONU incapaz de servir de puente para la paz debido a la disparidad de criterios entre las grandes potencias, cada una más pendiente de su agenda particular que de la situación de la población siria. El embajador de Arabia Saudí, Abdulá al-Mualimi, presidente del grupo de países árabes en la ONU, se mostró optimista y aseguró después de la votación que se trata de «una victoria para el pueblo sirio y un reflejo de la voluntad de la comunidad internacional».
Mientras que en Nueva York la comunidad internacional votaba sobre el futuro de Siria, sobre el terreno los combates se recrudecieron en la capital, Damasco, y en Alepo, la mayor ciudad del país y su centro económico. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reconoció en el discurso previo a la reunión que «los actos de brutalidad» que ocurren ahora mismo en el país árabe «constituyen crímenes contra la Humanidad y crímenes de guerra» y mostró una especial preocupación por la batalla por el control de Alepo que opositores y fuerzas leales al régimen libran desde hace diez días.
Una batalla cuya supuesta ofensiva final, según el jefe de los cascos azules, Herve Ladsous, «está a punto de empezar» a juzgar por los informes que recibe sobre el «aumento de la presencia militar». Una circunstancia confirmada por medios oficiales como Sham Radio, que anunció la llegada de «tres grupos de refuerzo para devolver la seguridad a la ciudad y acabar con la presencia de hombres armados y con apoyo extranjero».
Ofensiva en Damasco
En Damasco, las fuerzas leales a El-Asad lanzaron una ofensiva sobre el barrio de Tadamon, con fuerte presencia opositora, y una veintena de personas perdieron la vida en el campo de refugiados palestino de Yarmouk por un ataque de mortero. Ambas partes se acusan mutuamente de esta agresión a la población palestina que Hamás, cuyos líderes en el exilio abandonaron Damasco en los primeros meses de la revuelta, calificó de «crimen atroz». Las operaciones de las fuerzas del régimen para mantener el control en los dos grandes centros urbanos del país contrastan con la progresiva falta de autoridad en las zonas rurales y en las fronteras con Turquía e Irak.
«Nos enfrentamos a la cruda posibilidad de una larga guerra civil en Siria que destruirá su rico tapiz de comunidades entrelazadas», dijo Ban en una intervención en la que insistió también en el mensaje dejado por Kofi Annan, enviado de la ONU y de la Liga Árabe al conflicto sirio que presentó su dimisión el jueves. En su último análisis sobre el conflicto sirio, Annan urgía a la acción por parte de la comunidad internacional para evitar tragedias como las de Ruanda y Srebrenica, dos de los «capítulos más oscuros» del organismo ya que «la comunidad internacional fracasó a la hora de proteger a los civiles de la matanza». El adiós de Kofi Annan fue valorado de forma negativa desde Moscú, pero porque lo considera una forma de allanar el camino a una intervención exterior en una guerra que ya se ha cobrado 20.000 vidas, según los opositores.