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Netanyahu desprecia las sanciones a Irán

Acosado por sus anfitriones, el titular de Defensa de EE UU garantiza que Teherán nunca conseguirá armas atómicas El primer ministro israelí subraya que la vía diplomática de Obama no frena el programa nuclear

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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La Administración de Barack Obama está empeñada en mimar como nunca sus relaciones con Israel, en medio de la creciente impaciencia mostrada por el Gabinete de Benyamin Netanyahu sobre la eficacia de las sanciones económicas para detener el plan atómico iraní, que el 'premier' israelí considera absolutamente nula.

El secretario de Defensa, Leon Panetta, se convirtió ayer en el cuarto alto cargo estadounidense que visita el país hebreo en las últimas dos semanas, y lo hizo casi para repetir palabra por palabra el mismo mensaje dejado por Hillary Clinton en Jerusalén hace quince días. Si el régimen de los ayatolás no se pliega a la presión internacional, vino a decir Panetta, EE UU considerará todas las vías para evitar que Irán desarrolle el arma nuclear. Cabe deducir que también la de un ataque armado contra las instalaciones nucleares de Teherán. «Mi responsabilidad es proporcionar al presidente una gama completa de opciones, incluida la militar, por si falla la diplomacia», tuvo que conceder Panetta a sus diversos anfitriones.

En una aparición pública cerca de la frontera de Gaza junto a su homólogo judío, Ehud Barak, se registró una gran sintonía cuando ambos glosaron la estrecha relación militar entre los dos países. Pero no tardó mucho tiempo el político israelí en saltarse el guión para cuestionar abiertamente la sinceridad del esfuerzo norteamericano en el campo diplomático y considerar las sanciones como virtualmente inservibles. Aunque Ehud Barak admitió que el paquete de medidas puesto en marcha por la comunidad internacional ha tenido más impacto que en ocasiones anteriores, su Gobierno da por hecho que los líderes iraníes están lejos de ceder a las presiones en el capítulo que interesa: el de los supuestos planes militares del programa nuclear de Teherán.

Panetta no perdió tiempo en formular hipótesis sobre la inevitabilidad de un ataque -precisamente el terreno a donde Israel quiere llevar a Estados Unidos- y centró su intervención en la viabilidad de las sanciones como medida disuasoria. «El mejor camino para detener las ambiciones iraníes es a través de una respuesta unida de la comunidad internacional que haga ver al país que con la bomba será un lugar mucho menos seguro», explicó el secretario estadounidense de Defensa.

En su encuentro con otros líderes hebreos, Panetta tropezó siempre con un tono abiertamente beligerante por parte de sus interlocutores. «Ahora mismo el régimen iraní cree que la comunidad internacional no tiene la voluntad de impedir su programa nuclear. Esto tiene que cambiar y debe cambiar rápidamente, porque el tiempo para resolver este asunto de manera pacífica se está acabando», advirtió Netanyahu.

El jefe del Gobierno israelí echó por tierra la insistencia norteamericana de dar más tiempo a la vía diplomática, al señalar que «ni las sanciones ni la diplomacia han tenido aún impacto alguno en el programa nuclear iraní» aunque sí puedan desestabilizar la economía iraní como demuestran, por ejemplo, los datos de reducción de la producción de petróleo. Netanyahu no se guardó tampoco de enviar un mensaje envenenado a Obama. «No podemos depositar nuestra fe en manos de otros, incluso si son las de nuestros mejores amigos». Quizá este ambiente llevó a Panetta, en su gesto más atrevido ayer en Israel, a dar su garantía personal de que «la amenaza nunca se convertirá en realidad».

Washington pide tiempo

En las últimas jornadas, los principales medios israelíes aseguraron que Panetta viajaba a Israel para pedir más tiempo, para lograr una solución negociada con Irán y también para exponer los planes de guerra estadounidenses para el caso de que Teherán no se avenga a las demandas internacionales.

De momento, Washington parece que va a mantenerse firme a su agenda. Horas antes de la llegada de su secretario de Defensa a Israel, Obama anunció nuevas sanciones contra la industria petrolera de Irán que ahora afectarán también a bancos de China e Irak. Estas entidades habrían realizado transacciones por millones de dólares con instituciones bancarias iraníes. En el efecto más inmediato, Pekín no tardó en protestar airadamente a la acción de EE UU.