Los mismos personajes de 'Pollo con ciruelas', en la adaptación al cine y en el cómic original. :: R. C. La directora y dibujante de la obra, la iraní Marjane Satrapi. :: AFP
Sociedad

Satrapi cambia las viñetas por la pantalla

Abandona la animación para contar a través de Mathieu Amalric y Maria de Medeiros la historia de un amor trágico La autora de 'Persépolis' estrena otra adaptación al cine de un cómic suyo

MADRID. Actualizado: Guardar
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Entre las escasas mujeres historietistas, ninguna tan célebre como Marjane Satrapi (Rasht, Irán, 1969), autora de una de las novelas gráficas más relevantes de la última década, 'Persépolis', donde narraba en clave autobiográfica los últimos días del régimen del Sha y la posterior revolución iraní de 1979, en un principio esperanzadora, luego convertida en una teocracia con mano de hierro. Aquel cómic acabó por convertirse, además de en un hito, en la primera experiencia cinematográfica de la autora, que se lanzó, junto a su amigo Vincent Parannoud, a adaptarlo a la gran pantalla, logrando el Premio del Jurado de Cannes en 2007 y una nominación a los Oscar, además de un enorme éxito de crítica y público. Este viernes Satrapi se reconfirma como directora de cine con el estreno de su segundo filme: 'Pollo con ciruelas', segunda adaptación de un cómic de su autoría, y primer paso fuera del cine de animación.

«Soy hija única, he pasado mucho tiempo sola en mi vida, y el cómic es un arte solitario. Ahora me siento en una etapa más vinculada al cine, me apetece explorarlo y sentir esa energía tan especial de trabajar en equipo, de la intensidad de los rodajes. No hay nada que se le pueda comparar en la vida», confiesa a este periódico en conversación desde París, donde reside desde hace décadas.

Esta vez Satrapi, una vez más junto a su colega Vincent Paronnaud, ha escogido salirse de la animación para contar una historia que ya dibujó previamente: la de Nasser Ali Khan (interpretado por Mathieu Amalric), un músico virtuoso del violín que se encierra en una habitación dispuesto a morir cuando su mujer (Maria de Medeiros) le rompe su música. Desde su habitación recordará su vida, y sobre todo, una historia de amor trágica y añeja, a la que se mantenía atado gracias a su instrumento. «La película es ante todo una historia de amor, y me encantan las historias de amor, sobre todo las que acaban mal. Por eso detesto las comedias románticas», asegura, con su humor socarrón, la escritora, dibujante y cineasta.

Sin embargo, su película no tiene una sola capa. Como es común en sus cómics y ahora también en su cine, en Satrapi siempre hay política, por mucho que la superficie del filme sea el de un melodrama de los cincuentas. En efecto, el amor trágico que marca la vida del protagonista es el de una mujer llamada Irán, nombre escogido no por azar y que representa a su vez el amor perdido de la directora: su propio país, que no pisa desde hace 13 años.

«Todo lo que hago mantiene esa conexión con Irán, que es algo de lo que estoy lejos y que echo de menos, tal y como le pasa al protagonista con su gran amor», explica. «No soy nacionalista, pero Irán es donde nací, y en ese sentido soy como una planta, se extraña la luz, los colores.», asume. «Además, la película está emplazada en los cincuenta, cuando el sueño de la democracia en Irán era todavía posible», asegura.

Ahora, y sin importarle que la recepción de 'Pollo con ciruelas', estrenada en la Mostra de Venecia del año pasado, haya sido mucho menos cálida que con 'Persépolis', Satrapi se encamina a su próxima película: «Estoy escribiendo dos guiones, uno original, y otro que es una adaptación de un escritor americano», asegura. Y en los ratos libres, pinta, pero ya no cómics. «Estoy trabajando en una serie de pinturas de gente, retratos, que presentaré en enero en París», confiesa. Por ahora, toca esperar: Satrapi ha encontrado un nuevo amor en el cine.