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La cumbre del sida se cierra con esperanza
El coste del tratamiento de los infectados con VIH ha pasado de los 1.000 dólares en 2003 a 200 en la actualidad Bill Clinton garantiza la financiación de medios contra la pandemia
WASHINGTON. Actualizado: GuardarLa XIX Conferencia Internacional sobre el Sida concluyó con la esperanza de poner fin a la pandemia, así como de conseguir curar algún día a los enfermos de este virus, que se ha cobrado 30 millones de vidas en los últimos 30 años. Sin embargo, durante el encuentro celebrado a lo largo de la semana en Washington, los problemas para la financiación de programas en un contexto de crisis económica y financiera templaron los ánimos de los más de 20.000 delegados y activistas de los 190 países que participaron.
El expresidente de Estados Unidos Bill Clinton aseguró en la última sesión que los donantes internacionales seguirán financiando la lucha contra el sida a pesar de la crisis financiera global e instó a una mayor transparencia por parte de todos los involucrados. El exmandatario trabaja a través de su Fundación Clinton en proporcionar medicamentos de bajo coste contra el VIH, el virus de inmunodeficiencia humana que causa el sida. «Si sigue habiendo resultados creo que el dinero llegará. Y estoy comprometido a hacer lo que pueda para que esto suceda. Tenemos que demostrar una y otra vez que estamos aprovechando al máximo el dinero», dijo.
Clinton destacó los 16.800 millones de dólares que se gastaron en el mundo el año pasado para combatir esta pandemia, que se prolonga ya a lo largo de tres décadas, señalando que por primera vez la financiación interna de los distintos países superó la asistencia extranjera. También subrayó el progreso en la reducción de los costos en el tratamiento de las personas infectadas con VIH en todo el mundo, que pasó de 1.000 dólares anuales por persona en 2003 a 200 dólares anuales actuales, según Onusida.
Pero también pidió cambios en el sistema al afirmar que el dinero podría ser gastado de manera más eficaz y que el gasto no debe estar influido por intereses políticos. «Esto puede ser un poco polémico, pero me parece muy importante. Necesitamos más transparencia acerca de cómo se gasta hasta el último dólar por los países, los donantes o las organizaciones no gubernamentales», dijo el exmandatario ante 24.000 científicos, activistas y responsables en formular las políticas sanitarias.
«No se puede esperar que los directores de programas en todo el mundo tomen las mejores decisiones si están atrapados en un agujero negro financiero», agregó Bill Clinton. «No para que nadie se sienta avergonzado, sino para que podamos ver quién lo hace mejor y poder copiarlo».
El expresidente de Estados Unidos admitió que en Washington, la epidemia del sida hace estragos, especialmente entre los residentes negros, con cifras comparables a algunos de los países más afectados en África. Clinton, exgobernador de Arkansas, también dijo que el sida afecta especialmente al sur de Estados Unidos.
Contra la estigmatización
«Me entristece decir que todavía hay muchos estigmas contra las personas con VIH en mi región», dijo, a la vez que calificó de «vergonzoso» que los haya «en cualquier parte de Estados Unidos». Así, Clinton llamó a realizar inversiones «basadas en la evidencia», no en la política y en intereses creados.
A principios de esta semana, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, anunció en la conferencia nuevas vías de financiación de Estados Unidos para la lucha contra el VIH/sida y dijo que su país está comprometido con lograr el objetivo de una «generación libre de sida».
Por su parte, Onusida reveló que el gasto mundial en relación a la lucha contra la pandemia aumentó 11% en 2011 y que se llegó a atender a más de ocho millones de personas, lo que significa que el 54% de las personas que han desarrollado la enfermedad reciben medicación. Sin embargo, hay un déficit de 7.000 millones de dólares, la mitad destinados al África subsahariana, donde viven 69% de los 34 millones de personas portadoras del VIH que existen en todo el mundo.
El gasto en los países desarrollados se ha mantenido casi sin cambios por el impacto de la crisis financiera de 2008.