'La Dama' pierde brillo
SHANGHÁI. Actualizado: GuardarEl mundo celebró su puesta en libertad. Pudo participar en unas elecciones parciales que la han llevado al Parlamento birmano, y ha salido de su país por primera vez en un cuarto de siglo. Aung San Suu Kyi, símbolo de la lucha por la democracia en Birmania, ha recogido el premio Nobel de la Paz que se le concedió en 1991, cuando estaba bajo arresto, y ha regresado a su tierra para hacer realidad las reformas democráticas en las que millones de birmanos han puesto su esperanza.
Pero a 'La Dama' también le ha salpicado la crisis de los musulmanes birmanos. Y no por acción sino por omisión. Su silencio al respecto desconcierta. Es más, se ha negado a criticar al presidente, Thein Sein, uno de sus antiguos enemigos, por las políticas introducidas contra la minoría étnica Rohingya. «Ha perdido grandes oportunidades para declararse al respecto», critica el director de Human Rights Watch para Asia, Brad Adams. Estaba recogiendo el Nobel cuando estalló la violencia, y no dijo ni mu.
De hecho, la cuestión étnica siempre ha estado marginada en el discurso de Suu Kyi, un grave error si se tiene en cuenta que hay multitud de grupos que incluso luchan con las armas para conseguir un Estado propio. Sin tenerlos en cuenta la paz jamás será posible. Ella defiende la libertad, pero parece que solo la de la mayoría birmana, y no la de todos los ciudadanos del país, denuncian muchos. Quizá Suu Kyi ya ve en el horizonte las elecciones generales de 2015, y sabe que apoyar a un grupo minoritario tan odiado por la mayoría podría tener graves consecuencias en sus resultados. Sin duda, la verdadera cara de 'La Dama' se verá a partir de ahora, cuando entre de lleno en el juego de la política.