Juan Manuel González-Páramo, ayer, en San Sebastián. :: EFE
Economia

«La salida de un país del euro carece de sentido, nadie gana»

Apuesta por implementar «cuanto antes» los acuerdos alcanzados en la cumbre de junio J. M. González-Páramo Exmiembro del Consejo Consultivo del BCE

SAN SEBASTIÁN. Actualizado: Guardar
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Dejó de ser Miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo el pasado 30 de junio, pero su posición le proporciona una visión completa sobre los retos y soluciones a los que se debe enfrentar Europa en los próximos meses. España perdió con su salida su único representante en esta institución, lo que algunos ya ven como un «castigo» al país por su decadente economía. «Esa afirmación yo no la pienso hacer», recalca González-Páramo tras asistir a la clausura del seminario 'Las Reformas Estructurales de La Economia' en los Cursos de Verano de la UPV en San Sebastián.

-¿Ve excesivo el optimismo generado por las palabras de Draghi?

-No existe novedad en las declaraciones. Quizá la novedad es que se insistió en el mensaje de que 'el BCE está aquí para garantizar la estabilidad de la moneda única', que al fin y al cabo es la función para la que fue creado. Yo tengo una valoración muy positiva de lo que sucedió el jueves, en la medida que reafirma el compromiso de la institución con la realidad del euro, pero parece una reacción tan exagerada como la que hemos visto hacia la otra dirección en pasadas semanas con la prima a posiciones inasumibles.

-¿Ese mensaje del BCE podría terminar cristalizando en algunas decisiones concretas?

-Estoy convencido que la institución no tiene límite alguno en su capacidad para prestar ayuda a entidades financieras solventes. Si estima anunciar una nueva operación a tres años lo hará, si estima relajar las normas sobre garantías lo hará y si ve oportuno iniciar un nuevo programa de adquisición de activos también lo hará. Estará a la altura de lo que se necesite.

-¿El BCE tiene la llave para acabar con la actual incertidumbre?

-El BCE influye en el mercado y tiene credibilidad porque se ajusta al mandato que los políticos de Europa le dieron. Eso implica que, garantizada la estabilidad de precios, puede tender puentes para cubrir etapas intermedias en la reconstrucción del euro. Lo que el BCE no puede hacer es tender puentes a ninguna parte. Un ejemplo es el programa de compra de títulos de deuda pública que en este momento sigue vivo y está actuando. ¿Qué nos está enseñando? Que cuando los mercados creen que los políticos europeos están comprometidos con la construcción de una Europa más unida entonces tiene efectividad la intervención y bajan las primas de riesgo.

-Entonces, ¿la efectividad de las decisiones del BCE se encuentra supeditada a que los gobiernos apliquen las medidas esperadas?

-Así es. Todo depende de la prisa de los gobiernos para cumlir los compromisos adquiridos en la cumbre de junio. Durante el otoño la Cumbre Europea se debe poner de acuerdo en la hoja de ruta para construir lo que podríamos denominar 'Euro 2.0', que es la suma de una unión monetaria, bancaria, fiscal y política. Ese va a ser el gran debate y, si los mercados llegan al convencimiento de que ese proceso es irreversible, posiblemente tampoco haría falta la intervención del BCE.

-¿Entre esas decisiones para calmar los mercados debería incluirse la salida de Grecia del euro?

-Rotundamente no. La salida de un país del euro carece de sentido tanto político como económico. Nadie gana y todos pierden.

-¿Qué escenario se puede plantear en España a medio plazo?

-No me gusta aventurarme, pero si España cumple los objetivos con la Comisión Europea sobre el déficit y las reformas, y el programa bancario de la UE sigue adelante... si todo eso avanza, no debería haber una dificultad especial. Si el país cumple con sus compromisos debería producirse un transito suave y estable hacia el otoño.