MUNDO

Obama se arriesga con las armas

El presidente de EE UU propone «un gran consenso» que evite crímenes como el de Colorado

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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En un país donde el 73% de la población se declara contraria a cualquier restricción gubernamental a la venta de armas, la versión dominante sobre la matanza de 12 personas en Colorado apunta a la obra de un loco, James Holmes, y no a la perversidad de un sistema que permitió a un desequilibrado adquirir en Internet armamento y municiones más propias de un 'marine' en primera línea de combate. Hasta un destacado columnista en el liberal 'The New York Times' subrayaba estos días la necesidad de estar atentos a las alteraciones psicológicas del vecino en lugar de poner el acento en una reforma radical de las leyes de barra libre vigentes en la mayoría de los Estados.

El Gobierno federal, además, siempre ha cogido el tema con alfileres dado el enorme poder de los 'lobbies' que gastan millones en consagrar el derecho a portar armas como uno de los más sagrados de la Constitución. Solo cuando la violencia y los asesinatos alcanzaron niveles intolerables, en las décadas de 1970 y 1980, se registraron curiosas excepciones. Ronald Reagan, en su etapa de candidato a la presidencia, llevó a cabo una campaña que favorecía medidas restrictivas a la venta de armas. Ya en la Casa Blanca, y pese a ser objeto de un atentado que casi le cuesta la vida, se plegó a las presiones de la Asociación Nacional del Rifle.

Aunque algunos alcaldes presuman de que los crímenes con armas de fuego en las grandes ciudades han descendido en los últimos tiempos, la permisiva legislación ha permitido a los estadounidenses atesorar 300 millones de armas de todo tipo, incluidos sofisticados rifles de asalto como el utilizado por Holmes en el cine de Aurora.

Más atento que su rival en las presidenciales a las heridas dejadas por el tiroteo de Colorado, el presidente Barack Obama aprovechó un acto electoral en Nueva Orleáns para pedir un gran consenso nacional sobre cómo reducir la violencia con armas en el país. De llevarse a cabo, la iniciativa requiere vencer no pocas inercias en Washington y la hercúlea tarea de despertar el interés de los republicanos, actuales dueños y señores de la Cámara de Representantes.

En año electoral

«Cada día y medio, el número de jóvenes que perdemos por la violencia es el mismo que perdimos en aquel cine», dijo Obama ante la Liga Nacional Urbana, un grupo que trabaja para fomentar los derechos civiles y la mejora económica de los afroamericanos. «Voy a continuar trabajando con miembros de todos los partidos, grupos religiosos y organizaciones cívicas para llegar a un gran consenso en torno a la reducción de la violencia», prometió.

Discutir o incluso tocar el tema del control de armas en un año electoral es arriesgado, así que Obama ha sido cauto a la hora de evitar hacer propuestas concretas que puedan ofender a los propietarios de armas y favorecer a su oponente.

El mandatario puso énfasis en su apoyo a la Segunda Enmienda de la Constitución, que otorga el derecho a portar armas. «Reconocemos las tradiciones de la propiedad que pasan de generación en generación, que cazar y disparar forman parte de un querido legado nacional», recordó Obama. «Pero también creo que muchos propietarios estarán de acuerdo en que los AK-47 han de estar en manos de soldados, no en las de delincuentes. Que pertenecen al ámbito de la guerra, no a las calles de nuestras ciudades».