Economia

La prima de riesgo cae 50 puntos de golpe y la Bolsa sube un 6%

Los expertos advierten de que la intervención del BCE aparta a España del precipicio pero no resuelve sus problemas de financiación

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Todos aquellos que, como el Gobierno español, reclamaban la intervención del Banco Central Europeo (BCE) como única salida para España e Italia tenían razón a la luz de lo ocurrido ayer. Bastaron unas palabras de su presidente, Mario Draghi, para que los mercados pasaran de la desesperación más absoluta a una euforia desbocada. La prima de riesgo bajó 50 puntos de golpe y acabó en los 561, por debajo de la barrera de los 600 que cruzó el viernes tras la petición de auxilio de la Comunidad Valenciana. El bono a diez años se alejó de la peligrosa cota del 7% y cayó al 6,9%. Y la Bolsa se disparó un 6%, la mayor subida desde mayo de 2010 y la décima de la historia.

¿Es el punto de inflexión de la crisis? Los expertos consultados responden con una gran cautela a esta pregunta, una prudencia que contrasta con la sensación de alegría vivida ayer. Consideran que la entrada en escena del BCEes muy positiva y aparta a España e Italia del precipicio ante el que se encontraban, abocadas a un rescate integral que la Eurozona no podía financiar. Sin embargo, también advierten de que con las medidas del Banco Central solo se va a ganar algo de tiempo y que, si no se dan pasos claros por parte de Europa hacia la mutualización de la deuda y una estrategia de crecimiento, será un fracaso.

«Lo ocurrido en la sesión es un reflejo de la escasa liquidez del mercado. Por eso hemos pasado de una situación límite a la euforia. La intervención del BCE es lo que todos esperábamos, pero hay que ir viendo», opina José Luis Martínez, de Citigroup. Resulta difícil evaluar lo que suponen las palabras de Draghi porque no ha desvelado las armas que va a utilizar. Tan solo se cuenta con su mensaje de que va a «hacer todo lo necesario» y ese contundente «creánme, será suficiente».

El discurso constituye un giro radical desde el pasado fin de semana, cuando dejó a España a los pies de los caballos al afirmar en una entrevista al periódico francés 'Le Monde' que el BCE no está «para resolver los problemas financieros de los Estados».

Desconfianza

«Para empezar a mí me parece poco serio. Primero nos hunde y luego, cuando ve la que ha montado, intenta arreglarlo», apunta crítico Juan Mari Otxoa, de Fineco. «Me cuesta confiar en un bipolar que te dice una cosa y al día siguiente la contraria», coincide José Carlos Díez,de Intermoney. Al margen de esas objeciones, hay muchas dudas sobre qué va a hacer el BCE. No está claro que esté dispuesto a comprar deuda de los países periféricos, algo que se ha negado a hacer desde febrero de este año. Sin embargo, no parece que haya otro camino para hacer bajar las primas de riesgo, al menos hasta que esté en marcha el fondo de rescate definitivo, el Mede, pendiente de ser aprobado por el tribunal constitucional alemán.

Lo que sí ha levantado grandes expectativas es la posibilidad, apuntada el miércoles por el consejero austriaco del BCE, de dotar con una ficha bancaria a ese fondo de rescate, lo que aumentaría su potencia de fuego al disponer de la financiación ilimitada del propio Banco Central. «De todas formas, hay algo que no entiendo, si todo acaba en el BCE, ¿por qué no se cambian sus estatutos para que actúe? Y también habrá que ver si hay respaldo a la ficha bancaria», apunta Otxoa.

«El BCE llega demasiado tarde y me temo que también se va a quedar demasiado corto. Aquí hace falta mucho dinero. No vale con unas pequeñas compras, sino que debe estar un tiempo largo financiándonos», señala Díez. El experto de Intermoney duda de que los inversores vuelvan a confiar en España y comprar sus bonos y advierte de que entre este país e Italia suman unas necesidades de 900.000 millones hasta finales de 2013. «Hasta que no vea un cambio radical en el discurso de Europa y una estrategia de crecimiento, no me lo creo», concluye.