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El CSIC de los sustos
Una decena de institutos cerrarán, por primera vez, dos semanas en agosto para rebajar los costes de luz y aire acondicionado El organismo científico dice ahora que el pago de las nóminas está asegurado
Actualizado: GuardarEl CSIC vuelve a respirar. Con tranquilidad no, porque las aguas en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas están turbias desde la aprobación de los últimos presupuestos, donde se recoge una rebaja del 25% en el dinero destinado a la ciencia. Investigación. Innovación. Desarrollo. Tres palabras que los científicos consideran que van a ser una quimera dentro de unos años. Ellos lo tienen claro. Si no se le da de comer a la ciencia, esta no crecerá; y cuando se vuelva a invertir en este apartado, será inútil porque se perderán dos, tres o cuatro años. Esta protesta se proyectó en una carta abierta que investigadores y ciudadanos en general han firmado y que remitieron a la Unión Europea para que intervenga.
Este clima de incertidumbre se incrementó la semana pasada. Una misiva interna de la secretaría económica del CSIC indicaba que «el Tesoro Público todavía no ha ingresado las transferencias corrientes y de capital del mes de mayo ni del mes de junio». En la carta también se aseveraba que para asegurar el pago de las nóminas de los cerca de 14.000 personas que dependen del CSIC se paralizaban los abonos a los proveedores. «Esto significa el pago de los contratos de servicio (mantenimientos, vigilancia, limpieza.) y las certificaciones de obra, además de todos los pagos de compra de equipamiento», señalaba la carta. Además, «se dejarán de atender los compromisos asumidos a través de convenios y otros instrumentos jurídicos». Una carta que supuso un nuevo terremoto entre los trabajadores de la organización, formada por cerca de 130 instituciones y que canaliza más del 20% de los proyectos de investigación del país.
Ahorro
Esta incertidumbre, unida a los recortes del Gobierno a los empleados públicos, publicó una ola de indignación entre los científicos. Ahora, una semana después de la tormenta, otra carta interna ha intentado calmar las aguas. El secretario general del CSIC, Alberto Sereno, remitió un comunicado a los directores y gerentes para contradecir lo dicho unos días antes y asegurar que ya habían recibido el dinero de la Tesorería Pública. También aprovechó para aclarar ciertos aspectos. «Además de seguir gestionando la nómina, cuyo abono nunca estuvo en peligro, la Secretaría General Adjunta de actuación Económica remitirá a las gerencias las instrucciones pertinentes a fin de asegurar la mejor gestión de los recursos disponibles», dice la carta, fechada el pasado lunes. Sin embargo, los trabajadores de varios centros, entre ellos el Instituto de Astrofísica de Andalucía, aseguraban que la cantidad transferida «apenas alcanza para cubrir las deudas acumuladas y no se descarta que pueda repetirse una situación similar».
El comunicado interno también confirma que se van a retrasar los pagos a proveedores. «No puede ni debe interpretarse como una falta de capacidad para hacer frente a nuestros compromisos; solo es una fórmula legal para gestionar nuestra tesorería», añade. El secretario general del CSIC insiste en su carta en la necesidad de «extremar el control del gasto» y de cumplir «los compromisos económicos derivados de la ejecución de proyectos que hayan recibido financiación externa». Una política de ahorro necesaria para encarar el déficit del organismo que ronda entre los 130 y los 160 millones, según Comisiones Obreras.
Una de las medidas que la nueva dirección ha optado para contener los gastos es cerrar durante dos semanas en agosto. Una decena de centros repartidos por toda la geografía española, incluido parte de las instalaciones de Madrid cerrarán sus puertas para contener el gasto en luz y aire acondicionado. Este cierre estival fue preguntado desde la dirección del CSIC a todos los centros y estos han sido, de forma voluntaria, los que han decidido cuáles cierran y cuáles no. El Centro de Investigaciones Biológicas, el Instituto de Ciencias Agrarias o el Instituto de Geociencias serán algunos de los que mantendrán unos niveles mínimos de funcionamiento.
Una situación que no deja en buen lugar a la institución presidida por Emilio Lora-Tamayo, que ampara cerca de 700 proyectos, produce unos 10.000 artículos científicos al año, 200 patentes, 300 libros u 800 tesis y que ha cumplido 105 años de existencia.