La vestimenta olímpica
DIPUTADA DEL PP Actualizado: GuardarRalph Lauren, Armani, Prada, Stella MacCartney. No se trata, aunque pueda parecerlo, de la presentación parisina de las nuevas colecciones de ropa para la próxima temporada otoño-invierno ni del anuncio de las pasarelas para la fashion week de Madrid. Se trata de los diseñadores cuyas creaciones lucirán el próximo 27 de julio, durante la Jornada Inaugural de los Juegos Olímpicos de Londres, las representaciones de varios países. Ah! olvidaba incluir en la lista a los encargados de diseñar los uniformes del equipo español que no son, como cabría esperar, Adolfo Domínguez, Roberto Verino ni ninguno de los estilistas de Zara o de cualquier otra marca del grupo Inditex o de otra casa española.
El Comité Olímpico Español decidió el año pasado que a los nuestros los va a vestir la empresa italo-rusa Bosco Sport, aunque desconocemos, por el momento, el nombre del diseñador. Y digo por el momento porque seguro que tras el desfile londinense habrá un movimiento de curiosidad mundial por conocer el nombre del autor intelectual de los trajes de nuestros deportistas.
Los cazadores de tendencias siempre están al acecho y, realmente, no tenemos que esperar grandes sorpresas en los diseños de los modelos ideados por parte de los magos tradicionales de la aguja para el desfile olímpico. Todos ellos han puesto de manifiesto que los diversos conjuntos que vestirán los deportistas, en ese escaparate mundial en el que se convertirá la capital británica durante el próximo mes, responderán a lo que se espera del estilo al que nos tienen acostumbrados. Hasta la familia real monegasca, con todo su glamour, se ha presentado ante los medios luciendo la equipación, extremadamente tradicional, que llevarán los deportistas del minúsculo principado. Pero lo que resulta todavía una auténtica incógnita es como le sentará a nuestro abanderado, Pau Gasol, el trajecito diseñado por Bosco di Ciliegui Sport, esa empresa italo-rusa a la que el Comité Olímpico Español ha encargado los modelos y uniformes que llevará nuestro equipo durante toda la competición.
Desconocemos también si tras la desgraciada baja de Rafa Nadal, el COE intentará ofrecerle una muestra de consuelo regalándole un set completo de pantalón, camiseta y chándal de la equipación oficial y la cara que pondría nuestro héroe nacional si ese fuese el caso. Porque la sorpresa no ha venido esta vez de mano de los grandes de la costura europea; en esta ocasión, la innovación en diseño nos la trae el COE. Todo un alarde de imaginación, de colorido y de filigranas para la cita deportiva más importante de los próximos 4 años. Aunque, bien pensado, el diseño de marras hubiera sido más apropiado para lucirlo la pasada semana en la Avenida mientras se bailaba al son de los ritmos de Carlinhos Brown o durante la fiesta carnavalesca del viernes. Seguro que hubiera levantado pasiones al grito de ¡tipo, tipo! y que habría dado alguna idea para febrero.
Los del COE no salen de su asombro ante la expectación generada y se han mostrado extrañadísimos, y muy dolidos, por la polémica surgida tras la presentación oficial de los modelitos perfectamente expuestos en unos maniquíes que, sin duda, también deben haber sido hechos por la empresa patrocinadora italo-rusa. El jefe de prensa del Comité ha manifestado que no entiende ahora las críticas de la Federación Española de Empresas de la Confección y de la Asociación de Creadores de Moda Española cuando la noticia de la concesión a Bosco Sport fue comunicada por el comité ejecutivo del organismo deportivo en noviembre del año pasado. La justificación dada por el COE para la adjudicación del contrato es que la propuesta realizada por la empresa foránea era inmejorable y que ningún diseñador, ni marca o fabricante español se acercó al Comité Olímpico con una proposición.
Desconozco realmente si hubo, o no, iniciativa alguna por parte de empresas españolas pero, en cualquier caso, también el COE podía haberse preocupado por preguntar dentro de casa, porque tiempo tuvo hasta tomar la decisión definitiva. Seguro que se habría podido llegar a algún acuerdo que hubiese beneficiado a todos. A la empresa española, por supuesto, pero también a las arcas del Comité Olímpico y a la imagen estética de los españoles ante el mundo. Lo malo es que, al parecer, el acuerdo firmado el año pasado tiene una vigencia de varios años más, así que si nadie lo remedia nuestras deportistas tendrán que seguir luciendo esas faldas de vuelo tan folclóricas y los chicos, el chándal con los entorchados. Lo que está claro es que la empresa diseñadora no parece que vaya a tener mucho éxito en la venta de sus producciones deportiva y que los niños van a seguir decantándose por las camisetas del Madrid y del Barcelona.
En fin, esperemos que ganemos muchas medallas de oro y de esta manera, además de la lógica alegría, el oro de los premios tape las alucinantes filigranas doradas de los trajes de nuestros deportistas. Y ya saben, el próximo día 27, para evitar que los dorados de las vestimentas nos deslumbren la vista ante el televisor, hay que salir a la calle, irse al muelle, visitar los veleros de la Gran Regata y disfrutar como se ha hecho este último fin de semana con el Carnaval.