Un chantaje a la imagen de la ciudad
La plantilla de la empresa concesionaria de la limpieza pública en Cádiz sabe que pedir más de un 4% de subida salarial en estos momentos es irresponsable
Actualizado: GuardarTienden determinados sectores de la sociedad a solidarizarse con cualquier protesta de los asalariados sin saber siquiera qué la motiva. El caso de la huelga de recogida de basuras, que ya ha comenzado en Cádiz, es un ejemplo palmario. Parece lógico pensar que los empleados buscan lo mejor para su presente, su futuro y sus familias, pero cuando se escarba un poco en los datos y la documentación, resulta que aspiran a una subida salarial del 4,4% de sus actuales emolumentos. Los salarios que perciben ya están, proporcionalmente, entre los más altos de España en su sector y quieren más. El Ayuntamiento les ofrece un acuerdo que garantiza la estabilidad de la plantilla y las buenas condiciones que tienen. Pero los trabajadores, y sus representantes, están dispuestos a llenar la ciudad de residuos y hedor por tal de pedir más. El argumento de que esa subida estaba pactada de antemano, hace muchos años, es su principal baza, pero la sensatez dice que el escenario actual y el que existía cuando se pudo cerrar ese pacto son muy diferentes, demasiado.
La actitud de los huelguistas raya en el chantaje y no solo a la empresa para la que trabajan o al Ayuntamiento que le encargó la recogida de basuras. El chantaje es a todos los gaditanos. Cientos de hosteleros y miles de trabajadores pueden ver peligrar sus necesarios ingresos (sin subidas de ningún tipo) en unos días en los que la ciudad se juega toda la temporada turística y los actos más populares del año del Bicentenario.
Que la imagen de la ciudad, y la afluencia de visitantes, quede dañada por un 4,4% de subida inasumible en los peores momentos de la economía española resulta difícil de explicar. El beneficio de unos pocos no puede justificar el daño de muchos. Menos aún cuando a esos huelguistas se le garantizan unas condiciones mucho más que correctas.