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Las víctimas miran a la cara a Holmes
Los fiscales barajan pedir la pena de muerte para el tirador de Denver
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarCon el pelo teñido de color rojizo, gesto inexpresivo y haciendo grandes esfuerzos para sostener la mirada, el sospechoso de asesinar a 12 personas el viernes en un cine de Denver compareció ayer por primera vez ante un tribunal acompañado de su abogada. Aunque James Eagan Holmes, de 24 años, ha sido acusado por la Policía de la matanza y de las heridas causadas a otras 58 personas, el juez retrasó la imputación de cargos hasta el próximo día 30 para que los fiscales dispongan de suficiente tiempo para reunir pruebas. La acusación ha adelantado que está considerando solicitar la pena de muerte.
Holmes, que no dijo ni palabra en la corta sesión judicial, parecía ajeno a lo que sucedía en la sala, como si estuviera bajo los efectos de algún medicamento que alteraba su personalidad. A pocos pasos de él se hallaban familiares de las víctimas y un reducido grupo de periodistas. «Quería ver la cara de Holmes», declaró Anggaiat Situmeany, familiar de una víctima del tirador. David Sánchez, de Colorado Springs, también acudió al tribunal para contemplar el rostro del acusado de dejar en coma a su yerno, Caleb Medley. La hija de Sánchez y esposa de Caleb, Katie, espera un hijo.
Cuando la cámara de televisión le enfocaba la cara, los ojos de Holmes miraban casi siempre hacia el suelo, a la vez que luchaba por mantenerlos abiertos. Desde su detención en el aparcamiento de los multicines Century 16 de Aurora, en el Estado norteamericano de Colorado, el sospechoso no ha abierto la boca. «No nos habla», declaró el jefe de Policía de este suburbio de la capital estatal. Holmes solo informó a las fuerzas del orden sobre la bomba trampa colocada en su apartamento, tan sofisticada y letal que bien pudo haber dejado otro reguero de víctimas. Al menos, este parecía su propósito.
Las autoridades federales miran con lupa ese intento de volar el edificio en el que vivía el propio detenido por si resulta factible interponer una demanda basada en la legislación antiterrorista, desarrollada en buena medida después del atentado con bomba contra un edificio administrativo de Oklahoma en 1995 en el que murieron 169 personas.
No pronunciar su nombre
En las calles de Aurora, el rechazo hacia la figura del supuesto asesino es mayoritario. Algunos juristas, incluso, no necesitan esperar al juicio para emitir su propio veredicto. «Si James Holmes no es ejecutado, Colorado podría tirar a la basura su ley de pena de muerte», declaró a la cadena Abc el ex fiscal general de Denver Craig Silverman.
Otras voces apuestan por evitar pronunciar su nombre, para no multiplicar la publicidad que creen que buscaba a través de este crimen. «Me niego a decir su nombre. En mi casa le vamos a llamar 'sospechoso A'», señaló el gobernador de Colorado, el demócrata John Hickenlooper, en una de las múltiples ceremonias de homenaje a las víctimas a las que ya ha asistido.
A falta de un examen reciente que arroje alguna luz sobre su personalidad, cualquiera de las referencias disponibles sobre el pasado de Holmes muestra a un joven tímido e inteligente. Un vídeo divulgado por ABC News de cuando contaba 18 años recoge su participación en un campamento de estudiantes en San Diego. En las imágenes se le ve explicar con gran soltura una investigación personal sobre las ilusiones temporales y el cruce entre fantasía y realidad. Holmes presentaba un trabajo sobre 'ilusiones temporales'. «A lo largo del verano he estado trabajando con una ilusión temporal. Es una ilusión que te permite cambiar el pasado», se le escucha decir en la cinta.