El Ejecutivo obstaculiza las protestas de funcionarios en la Moncloa
Actualizado: GuardarRajoy intenta evitar protestas ante su despacho. El Ministerio de la Presidencia emitió el pasado jueves una circular, firmada por el subsecretario, Jaime Pérez Renovales, con la que el Ejecutivo fija las reglas para las concentraciones de los empleados públicos en el Complejo de la Moncloa. En relación con la convocatoria de manifestaciones de funcionarios contra la política de ajustes del Gobierno, la norma exige que las protestas que se vienen realizando por las secciones sindicales deberán realizarse, a partir de ahora, acorde a lo establecido en el Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP) y el convenio colectivo único para el personal laboral del Estado. Esto es, fuera de la jornada de trabajo y con el consentimiento legítimo y la comunicación pertinente a la administración con 24 horas de antelación, «siempre y cuando no afecten a la prestación de servicios».
La condición para la autorización legal dentro del horario laboral es, según reza la nota, «un preaviso ante la dirección del centro con una previsión mínima de 48 horas» y únicamente «se concederá permiso preceptivo hasta un máximo de 20 horas anuales». Pérez Renovales, mano derecha de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, justifica esta disposición a tenor de «las medidas de seguridad y las especiales circunstancias del edificio». Además, en la circular se recuerda a los funcionarios que sus protestas deben ser compatibles con la «normal prestación de servicios» y el ejercicio de sus funciones de los órganos constitucionales que tienen su sede en la Moncloa.
El Ejecutivo pretende con esta medida acabar con las protestas de los funcionarios en las puertas de la propia sede del Gobierno y frenar en seco las movilizaciones contra las reformas del sector público aprobadas por el equipo de Mariano Rajoy que eliminan, entre otras cosas, la paga extra de Navidad para los funcionarios. Esta medida ha provocado numerosas manifestaciones a las puertas de los distintos organismos públicos. Una de las obsesiones del presidente del Gobierno es evitar transimitir al exterior la sensación de una helenización del país.
Esta circular no impidió, sin embargo, que el pasado viernes los funcionarios de la Moncloa continuasen por segunda semana consecutiva con su rebelión, pero sin exhibir vínculos ni símbolos sindicales para evitar posibles sanciones. Pero, según las centrales, podría ser la última.