San Fernando sigue sin dar con la fórmula para poder vivir del turismo
Son varios los planes e iniciativas que se han intentado sacar adelante, pero los retrasos y la falta de dinero frenan el cambio de modelo de la ciudad
SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar¿De qué vive San Fernando? Una sencilla pregunta, que resulta muy complicada de responder, puesto que la ciudad se ha estancado y aquellas industrias que han dado sentido al municipio (Defensa y todo lo relacionado con lo naval) se desinflan por día que pasa. Es indiscutible que se precisa un cambio de modelo, de hecho así lo entendieron todos los partidos políticos en las pasadas elecciones. Sin excepción, señalaron al turismo como fuente para la creación de riqueza en el municipio, pero no es tan sencillo.
Un factor que además se convierte en un lastre para la ciudad. De esta manera, mientras otras localidades han conseguido convertirse en zona de gran afluencia turística (que permite a los comercios abrir todos los domingos hasta el 31 de agosto), desde Bahía Sur se ha tenido que desechar esta posibilidad, pues la ciudad no cumple con los requisitos.
Iniciativas y planes no faltan, lo que sí aparece como un problema es conseguir que alguno se convierta en realidad. El ejemplo más claro es el tranvía. La reconversión del centro para que se vuelva peatonal, así como su conexión directa con otras ciudades. Una buena idea, muy bonita sobre el papel, pero que sigue con demasiadas incertidumbres y sumando años de obras a sus espaldas. Precisamente el centro sí parece tomar algo de impulso, pero la falta de accesos y conexiones impiden su despegue.
Tampoco se cuenta con un gran número de camas, poco más de 300, cuando en lugares del alrededor como Chiclana o El Puerto se cuentan por miles. Además ya tienen toda una infraestructura bien organizada en cuanto al turismo de Sol y playa, mientras que San Fernando ofrece un litoral virgen, pero alejado de un núcleo urbano y a pesar de sus posibilidades, sin grandes ofertas turísticas.
La historia también se apuntó como reclamo, pero el puente Zuazo se ha quedado sin fecha para su reforma, apenas hay contenido, más allá de edificios, sobre el Bicentenario, mientras que otros equipamientos, caso del castillo de San Romualdo, continúan con sus puertas cerradas.
Y eso que se cuenta con un figura universal, una leyenda del Flamenco, Camarón de La Isla, capaz de atraer por sí solo a cientos de turistas, que se encuentran con las puertas de la fragua y la vivienda donde nació cerradas. No existe ningún museo o Fundación a la que acudir, ni un plan de señalización sobre sus lugares de referencia, cuando la ciudad ha sufrido una gran remodelación en su circulación.
A esta singular coctelera hay que añadir los millones que se han perdido en grandes proyectos destinados al turismo y que han caído en saco roto. Es el caso del Parque de la Historia y el Mar, anunciado como uno de los referentes de cara a los visitantes y cerrado a cal y canto, sin saberse cómo y cuándo saldrá adelante.
La única esperanza se encuentran en los terrenos de los polvorines de Fadricas y Fábrica de San Carlos, pero su desarrollo está aún muy lejos.