Un western gallego en la posguerra
Víctor Freixanes recrea la fiebre que se desató con el contrabando de wolframio en su novela 'Caballo de Oros'
MADRID. Actualizado: GuardarEn plena posguerra, Galicia quedó sumida en el 'far west'. La culpa de todo la tuvo el wolframio, un metal codiciado tanto por los nazis como por los aliados en la II Guerra Mundial para equipar a su industria de armamento. Los alemanes lo emplearon para el endurecimiento del blindaje de sus acorazados y para acrecentar la capacidad destructiva de sus proyectiles. El contrabando y la extracción ilegal de esta materia prima alimentaron un contrabando que hizo que se amasaran fortunas soberbias y que los gallegos vivieran una fiebre desquiciante. Esta «locura colectiva» es novelada por el escritor Víctor F. Freixanes en su libro 'Caballo de Oros', que acaba de publicar en castellano Siruela. «Después del desastre de la Guerra Civil, todo el mundo se guió por el lema de 'sálvese quien pueda'», asegura Freixanes.
Tras la contienda mundial, la codicia suscitada por el wolframio se reeditó entre 1948 y 1952. En esos años fueron los estadounidenses los que compraron de forma masiva el mineral. Tiempos en los que nuevos ricos encendían puros con billetes de mil pesetas y que alquilaban en exclusiva prostíbulos para su solaz privado. Las huellas de este episodio, que duró más de una década y que fue acallado por la historiografía oficial, forma parte de la trama de 'Caballo de Oros', con la que Freixanes se adjudicó el Premio de la Federación de Libreros de Galicia.
En esta novela, con la que el autor rompe un silencio de 17 años, Freixanes recurre a la tradición oral, de la que la literatura gallega ha alumbrado libros espléndidos. Narrada al modo de un cantar de ciegos y contada por varios narradores, la historia del wolframio se entrevera con las vicisitudes de una partida de cartas que duró tres días y tres noches y en la que miembros de los dos bandos de la guerra se jugaron la propia vida. Se trata de un hecho real que adquirió tintes de leyenda. La partida fue tan célebre que una organización se encargó de recoger las apuestas por las aldeas.
El tiempo histórico en que se desarrolla la peripecia es el de la posguerra, un periodo que en Galicia fue cruento, aunque no hubo frente de guerra propiamente dicho. En Galicia no se libraron grandes combates, pero los gallegos engrosaron las filas de los ejércitos que se enfrentaron en la batalla del Ebro. «Desde el primer momento hubo una represión feroz. Las tropas de Franco descabezaron a las fuerzas políticas y sociales y sacaron de sus casas a hijos y padres, que aparecieron muertos en las cunetas delante de sus madres. Entre julio y octubre del 36 Galicia fue un infierno, de modo que el terror quedó grabado en en el ADN colectivo».
El autor es un hombre inquieto y volcado en sus muchos afanes. Dirigió las editoriales Anaya y Alianza (ahora lleva las riendas de la mítica Galaxia), da clases en la universidad sobre los entresijos de las industrias culturales y escribe artículos para La Voz de Galicia. Pero ante todo, Víctor F. Freixanes es un agitador cultural, un militante de la izquierda nacionalista gallega y un hombre que se toma el oficio de escribidor muy en serio. «Con la literatura soy muy exigente conmigo mismo. Mi condición de editor hace que sea muy autocrítico con lo que escribo, con los manuscritos que recibo e incluso con los que publico».
Tradición oral
El escritor ha conocido a magníficos narradores orales, esos que uno nunca se cansa de escuchar porque cada vez incorporan detalles nuevos a la historia. «Todavía recuerdo a los ciegos que cantaban historias en Porta Faxeira, en Santiago de Compostela, y en las ferias, allá por los años 68 y 69; ellos eran los restos de la última juglaría».
Admirador de Rulfo, Sábato, Alejo Carpentier y Jorge Amado, y devoto de la prosa de ese gran escritor desconocido en España que fue Otero Pedrayo, el autor de 'Caballo de Oros' regresa al territorio mítico de Vilanova de Alba, escenario también de otras dos novelas. Con 'Caballo de Oros' Víctor Freixanes cierra un ciclo novelesco, integrado por los títulos 'O triángulo inscrito na circunferencia' (Premio de la Crítica en 1982) y 'A cidade dos Césares' (Premio Torrente Ballester en 1993, concedido por primera vez a una novela en gallego).
Aparte de las fobias que concita, Freixanes cree que un gallego ilustre como Camilo José Cela es un «gigante» por haber escrito cuatro obras memorables: 'La colmena', 'La familia de Pascual Duarte', 'Viaje a la Alcarria' y 'San Camilo 1936'. «Si cualquiera de nosotros hubiera escrito esos cuatro libros pasaría a la historia», dice el escritor y profesor, quien mantiene una deuda de gratitud con Torrente Ballester, quien alentó y apoyó siempre las nuevas hornadas de escritores gallegos.