Tribuna

La semana negra de Loaiza

DIPUTADO PROVINCIAL DEL PSOE Actualizado: Guardar
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El presidente provincial del PP y de la Diputación, José Loaiza, ha vivido estos días una auténtica semana negra. Tal vez ha sido la tensión propia de atender a sus obligaciones institucionales como titular de la Corporación Provincial. O puede que la acumulación de obligaciones haya venido de su presencia en los no menos relevantes actos con motivo de la Feria del Carmen y de la Sal, en su calidad de alcalde de San Fernando.

Lo cierto es que la semana 'horribilis' de Loaiza también ha podido deberse a la celebración del congreso regional de su partido, ese en el que se oficializó la pérdida de poder los populares gaditanos tras la defenestración de Javier Arenas y Antonio Sanz, y que pasará a la historia por la atropellada clausura a cargo de su presidente nacional.

La semana nigérrima de José Loaiza comenzó el pasado jueves día 12. Entonces, con casi todo el país indignado por los enésimos recortes anunciados la víspera por Rajoy, el presidente de la Diputación tiñó de partidismo una comparecencia institucional en la que debía hacer balance de su primer año al frente de la misma, para salir en socorro de su jefe nacional y en defensa de sus medidas. Y lo hizo de la manera en la que el PP reacciona siempre en estas ocasiones: atacando al que discrepa y criminalizando a quienes ya de por sí son más débiles, a los que se quiere responsabilizar de una crisis que no crearon y sí padecen en toda su crudeza.

Entonces, la utilización partidista de la institución por parte de Loaiza incluyó un insulto sin precedentes a los casi 200.000 parados de la provincia, al tratar de justificar la reducción del montante de la prestación por desempleo que iba a aprobar el Gobierno al día siguiente diciendo que las personas que no tienen trabajo solo se preocupan por buscarlo cuando agotan ese ingreso: esto es, que los parados no encuentran ocupación por la simple razón de que no se molestan en buscarla, ya que prefieren vivir la vida gracias a una prestación tan desproporcionada a su juicio que debe reducirse vía acuerdo del Consejo de Ministros.

Las palabras de Loaiza encontraron el rechazo prácticamente unánime de la sociedad gaditana. Incluso sus palabras hallaron eco y recogieron críticas fuera de nuestra provincia. El insulto a los parados fue tan demoledor que apenas recibió el respaldo de algunos de los más recalcitrantes representantes de la derecha; e incluso ellos hicieron gala de un entusiasmo ciertamente débil en su auxilio.

Loaiza regresó del Congreso Regional de su partido en Granada con renovados bríos en su alocada carrera de desprecio de la inmensa mayoría de nuestra sociedad: la clase trabajadora. La manifestación más evidente de esa huída hacia adelante se vivió este miércoles, 18 de julio, con motivo del Pleno ordinario del mes.

Ese día, Loaiza no solo no tuvo la sensibilidad necesaria para recibir a los trabajadores de la propia Diputación que protestaban contra los efectos económicos y sociales de los recortes del Gobierno de la Nación de su partido y que mostraban su inquietud por los posibles efectos aún no aclarados sobre el empleo del plan de ajuste que la Corporación Provincial debe realizar en el contexto de la liquidación del presupuesto de 2011, y que conllevará un recorte del gasto de 10 millones de euros; no solo desoyó a la totalidad de los grupos de la oposición, que le instaron en reiteradas ocasiones a mantener ese encuentro, a apostar por la vía del diálogo y de la interlocución con quienes a su condición de servidores públicos unen su cualidad de trabajadores de la propia casa; sino que se permitió incluso amenazar a quienes protestaban reclamando lo que en derecho les corresponde diciendo que su actitud podría derivar en la comisión de un delito.

Ante esta situación difícilmente comprensible en una sociedad democrática como la nuestra, todos los grupos de la oposición optaron por abandonar el Pleno. La respuesta de Loaiza, impropia por lo burdo, fue responsabilizar al PSOE de una supuesta manipulación en la que a su juicio debieron caer tanto el resto de grupos de la oposición como los propios trabajadores: una vez más, el ataque a quien discrepa, y el insulto y la criminalización de quienes, viéndose condenados a pagar en solitario los efectos de la crisis, osan siquiera defender sus derechos.

Pero la semana para olvidar de José Loaiza no había terminado aún. Ese mismo día, dio instrucciones precisas al servicio de seguridad de la Diputación para que no se permitiera salir del edificio a ningún diputado del Grupo Socialista cuando estos trataban de entrevistarse con los bomberos que protestaban en el exterior del edificio frente a las reiteradas amenazas del Consorcio Provincial contra sus derechos laborales y económicos. Esta decisión de Loaiza obligó durante una hora a que los diputados socialistas y los bomberos debieran hablar a través de la reja que protege la cristalera de acceso al Palacio Provincial, provocando una imagen que ha dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales, que asistían atónitas a tamaño atropello.

Esta ha sido la semana negra de José Loaiza, siete días para olvidar que han puesto un broche a un año gris oscuro, el primero de gestión del PP en la Diputación. Un año que ha bastado para que el Partido Popular de Cádiz y su presidente ofrezcan su verdadero rostro ante la ciudadanía. Un año que se ha cerrado con los ecos del «que se jodan» de Andrea Fabra a los parados y de las 'peinetas' de responsables del PP a ciudadanos que defienden sus derechos retumbando en la antigua Aduana; junto con el atronador desprecio del presidente de la Diputación a los trabajadores de la propia casa y el estruendo de sus insultos a los parados de la provincia.