El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro defiende las medidas del Gobierno en el Congreso. :: ALBERTO FERRERAS
ESPAÑA

Montoro llama a mentalizarse de que «no todo cabe» en la oferta de servicios

Rubalcaba endurece su discurso y reclama al Gobierno que plante cara a las exigencias de la UE

MADRID. Actualizado: Guardar
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Ni un solo apoyo, ni siquiera una abstención como símbolo de que, aún no compartiendo las drásticas medidas aprobadas por el Gobierno para intentar ahorrar 65.000 millones de euros en dos años y medio, se comprende que la gravedad del momento exige sacrificios excepcionales. El PP se quedó sólo en la votación en el Congreso del decreto que, entre otras medidas, sube el IVA, reduce las prestaciones a los desempleados, rebaja las ayudas a la dependencia y reduce el sueldo de los funcionarios.

Los continuos llamamientos del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, a la «responsabilidad» y su insistencia en que España vive una situación dramática no sirvieron de nada. «No se puede pensar que todo cabe en la oferta de servicios públicos -llegó a decir-; hay que reducirla porque nos conviene para crecer porque si no lo hacemos no vamos a crear empleo». Ningún otro grupo comparte ese análisis.

Las cosas han cambiado mucho en solo una semana. Mariano Rajoy no encontró tanta beligerancia el miércoles pasado cuando, con un discurso solemne y al más puro estilo churchilliano, desgranó las decisiones con las que se proponía taponar -sin éxito, a tenor del pulso de los mercados- la hemorragia de confianza externa en la sostenibilidad de las cuentas españolas. Entonces, el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba fue crítico, pero antepuso la búsqueda de la estabilidad institucional en un momento de excepción a la lógica de la confrontación democrática. Ya no. «Como los malos toreros, Rajoy ha gritado 'dejadme solo' y solo se ha quedado», argumentó.

Los socialistas sostienen que han hecho todo lo posible por intentar apoyar al Gobierno, no de manera incondicional pero sí con disposición al diálogo, y que no han recibido ni una sola muestra de buena voluntad. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró en los pasillos del Congreso, sin embargo, que el presidente del Gobierno y el secretario general del PSOE han hablado «recientemente». Rubalcaba, molesto porque de nuevo el Ejecutivo haya aireado una conversación supuestamente privada, no lo niega y en su entorno admiten que el jueves de la semana pasada ambos tuvieron una conversación, pero insisten en que no se trató nada relativo a los recortes sino referido a la 'Marcha Negra' de los mineros del carbón.

Oposición a Bruselas

El caso es que el dirigente socialista no ahorró reproches. Frente a un Montoro que volvió a insistir en que toda su actuación se debe simple y llanamente a que «no hay dinero en las arcas públicas» y a que, dicho con otras palabras, no queda más remedio que bailar al son que Bruselas marca, Rubalcaba reclamó al Ejecutivo que sea combativo. «Sabe que con este decreto no vamos a cumplir los objetivos de déficit. Y sabe que la senda que nos exige Europa es imposible, va contra la lógica económica y por eso los mercados están como están», alegó. «Eso no es insumisión; es decirle a Europa lo que ya sabe que va a pasar. ¿O se cree que los técnicos de la UE no saben sumar y restar?».

Las principales críticas de la oposición a las decisiones del Ejecutivo, independientemente de su color político, se sustentan en dos pilares: se trata de medidas socialmente injustas y en la imagen de conjunto falta un plan de crecimiento económico. El ministro de Hacienda, como previamente el de Economía, Luis de Guindos, no negó que la consecuencia de su plan vaya a ser más recesión. «No estoy diciendo que la subida del IVA vaya a producir más crecimiento y más empleo -admitió-, digo que la tenemos que hacer por estar en Europa».

Montoro insistió en que no hay más margen de maniobra, y se mostró especialmente molesto con el PSOE por ponerlo en duda después de su paso reciente por el Gobierno. «No me haga planteamientos ilusorios: dice usted que hay que decirle la verdad a Europa, ¡anda, tío!», contestó a su oponente en un arranque de indignación. «¿Lo va a decir usted, que es el que ha dejado España al pie de los caballos de Europa? ¡Tengamos todos más humildad en el debate!», sentenció.

Rubalcaba, como el líder de IU, Cayo Lara, o la portavoz de UPyD, Rosa Díez, defendió que había otra manera de aumentar ingresos distinta a la de subir un impuesto como el IVA que perjudica más a los que menos tienen. El líder del PSOE habló de un impuesto para las grandes fortunas y cambios en la tributación del impuesto de sociedades. Otros portavoces reclamaron que se meta mano a las Sicav. Pero Montoro tachó esas propuestas de pura palabrería y reclamó cifras reales. Con sus ajustes fiscales el Ejecutivo cree que es posible recaudar entre este año, 2013 y 2014 algo más de 25.000 millones de euros.

«El Gobierno -planteó el ministro- convoca a la sociedad española a un esfuerzo crucial por el bien de España. Vale la pena, tenemos mucho que ganar aunque corramos riesgos».