Editorial

Justicia necesaria

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La Audiencia Provincial de Palma de Mallorca condenó ayer a la expresidenta del Consell de Mallorca, del Parlamento balear y de la formación regionalista Unió Mallorquina, Maria Antònia Munar, a cinco años y medio de prisión -la fiscalía pedía seis- por los delitos de malversación continuada, prevaricación, fraude a la administración y falsedad en documento oficial, en el marco del 'caso Maquillaje', que investigaba un desvío de 240.000 euros públicos en la toma de control de una productora audiovisual. Esta sentencia es la primera que se dicta de las que deberán resolver una decena de procesos judiciales que afectan a Unió Mallorquina, organización creada a imagen y semejanza de Munar y que sirvió, según todos los indicios, para realizar un descomunal expolio de diversas instituciones baleares. La ejemplaridad de la condena resulta reconfortante para una sociedad que ha asistido a una etapa en la que la política se degradó hasta extremos inconcebibles. Pocas veces fue tan necesario que la Justicia hiciera pedagogía para paliar el descrédito de lo público a través de una corrupción rampante que alcanzó hasta las cumbres de la política autonómica del archipiélago.