Artículos

Cádiz empezará a caerse

Aunque el mayor desalojo por amenaza de derrumbe de la ciudad no tenga culpables concretos supone todo un aviso sobre el estado del parque de vivienda en la ciudad

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La ciudad de Cádiz vivió ayer un episodio triste, que pudo ser trágico de no mediar la responsable actuación de los trabajadores de la obra, que dieron la voz de alarma y sacaron de sus casas a medio centenar de vecinos de fincas colindantes. Los trabajos de construcción de una nueva finca, en Adolfo de Castro, acabaron con el derrumbe de los muros de otras viviendas, habitadas, y la amenaza flagrante para la estructura de otras tres, que han tenido que ser completamente evacuadas por prevención. Aunque afortunadamente no hay víctimas ni es preciso lamentar ninguna desgracia personal, los daños familiares y materiales son considerables. Una treintena de familias ha perdido su hogar, siquiera temporalmente, durante una semana en el mejor de los casos.

Resulta mezquino buscar culpables directos antes de conocer todos los datos. No se trata de achacar a nadie, concretamente, la responsabilidad del desalojo más grande que haya vivido la ciudad por riesgo de derrumbe, sin mediar incendio u otro accidente.

Pero sería irresponsable desatender la llamada, el aviso que supone lo sucedido. El parque de vivienda de Cádiz, uno de los más vergonzantes y deteriorados de toda España durante la segunda mitad del siglo XX, registró una considerable y acelerada mejora durante los últimos años 90 y los primeros del siglo XXI. Ayuntamiento y Junta supieron entender que era una prioridad social, se aliaron y remozaron decenas de fincas.

Pero la máquina se paró. El presupuesto que la alimenta dejó de llegar y ese ritmo se convirtió en parálisis. Aunque el suceso de ayer pueda estar más o menos relacionado, es evidente que el deterioro de las fincas más antiguas continúa, no espera, no se detiene ni sabe de excusas económicas. Esa obviedad y lo sucedido ayer debería servir para que todos los responsables públicos sepan que lo ocurrido ayer puede volver a suceder. Pronto o cada vez más.